Los denominados «mocos» son una sustancia viscosa producida por las células que cubren la superficie de las mucosas del cuerpo, especialmente la vía aérea. Se componen de agua, azúcares y proteínas, y suelen contener anticuerpos que protegen de infecciones. Cuando ejercen su misión además contienen células muertas, tanto propias del organismo como gérmenes de exterior. Y esos son los que hay que expulsar.
En los niños pequeños pueden ser un problema si no se eliminan con facilidad. Todos los niños tienen mocos y es normal que los tengan, pero suelen suponer un problema que agobia a los padres cuando impiden al niño comer o dormir bien, llegando a pasar noches enteras despiertos por ellos. Sin embargo, es importante recordar que de por sí no son malos, ya que son un mecanismo de defensa y que, como tal, nunca se deben tratar de hacer desaparecer, cosa por otro lado imposible, sino manejar adecuadamente ayudando al niño a que los elimine más fácilmente (cosa que sí es posible conseguir).
En este post se explica por qué se producen los mocos y los síntomas que pueden producir. También se dan consejos relacionados con su manejo (cómo ayudar al niño a eliminarlos) y así evitar infecciones y sacar el máximo provecho a su función.