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¿Se pueden prevenir los catarros en los niños? Papel de los probióticos.

¿Se pueden prevenir los catarros?
Prevenir la aparición de los catarros es difícil ya que el cuadro en sí es contagioso varios días antes incluso de que aparezcan los síntomas, por lo que se suelen propagar con mucha facilidad entre los niños más pequeños. Por eso, muchos padres preguntan qué pueden hacer para intentar evitar su aparición o, al menos, el riesgo de complicaciones. Por ejemplo, para evitar el contagio es imprescindible el lavado de manos de los cuidadores de los niños, con el fin de no transmitir los posibles virus con el contacto de las manos. Pero esta medida es poco útil cuando el contagio se produce por las gotas expulsadas con la tos, los estornudos o por el contacto directo entre los niños.

¿Por qué los probióticos?
En los últimos años, y de forma progresiva, se ha vuelto mucho más frecuente el uso de probióticos para numerosas situaciones. Entre ellas, la prevención de los catarros. Los probióticos son microorganismos vivos que contribuyen al normal funcionamiento del organismo a nivel digestivo e inmunitario. Pueden ser consumidas a través de alimentos, como los lácteos u otros productos fermentados y alimentos fortificados con probióticos, o a través de preparados farmacológicos.

Al parecer, los probióticos tendrían un efecto inmunomodulador en el organismo, es decir, contribuyen a regular el sistema inmune, facilitando al organismo una mayor facilidad de reacción frente a los agentes patógenos, gracias a un aumento de la secreción de inmunoglobulinas A (IgA), un tipo de defensas del organismo, presente sobre todo en las secreciones. También se ha constatado su capacidad de competir con los microbios patógenos, aumentar la secreción de sustancias que ayuda a la producción de moco, el cual dificulta la adhesión de los patógenos. Y también aumentarían la concentración de proteínas antimicrobianas, reduciendo la permeabilidad de las mucosas a los gérmenes que producen las infecciones.

Estos efectos han hecho constatar, en una serie de estudios realizados a lo largo de los últimos años, que la ingesta de probióticos parece acortar de forma significativa la duración de los episodios catarrales, disminuyendo la gravedad de los síntomas y la necesidad del uso de antibióticos por la aparición de infecciones bacterianas añadidas.  Esto genera que algunos autores afirmen que los probióticos pueden ayudar a reducir la incidencia de las infecciones respiratorias en un 5-10 %, acortando además su duración y el riesgo de complicaciones.

¿Y qué probióticos se pueden utilizar?
Hay numerosos preparados en el mercado. Aunque existen preparados enfocados para su uso con adultos, en niños es importante utilizar preparados específicos que hayan constatado su seguridad y eficacia como proinmunitario infantil. Para ello existen fórmulas comerciales como Lactoflora Primera Etapa®, autorizados para su uso en los niños más pequeños, especialmente con el inicio de etapas escolares, como guardería o primeros años de colegio. También existen preparados específicos para regular la flora intestinal, urinaria, vaginal y respiratoria, tanto en adultos como en niños.

¿Y con probióticos el niño ya no padecerá catarros?
Rotundamente, no. El uso de probióticos en pediatría (y en medicina en general) es relativamente reciente. Solo desde hace unos cuantos años se ha constatado su potencial utilidad contribuyendo a un mejor funcionamiento del sistema inmune a nivel digestivo y respiratorio, reduciendo los episodios de infecciones respiratorias, como catarro o gripe, acortando su duración, reduciendo las complicaciones e incluso reduciendo el uso de antibióticos. Pero esto no implica que un niño, por el mero hecho de tomar probióticos, ya no vaya a desarrollar estos cuadros. Aparte del uso de estos preparados, sigue siendo esencial evitar el contacto con niños que padezcan el cuadro respiratorio, el lavado de manos para evitar contagios y el sentido común, para evitar exposiciones innecesarias en niños que además puedan tener otros factores de riesgo, como enfermedades crónicas respiratorias o de otro tipo. Y como siempre, lo más importante es la evaluación y las recomendaciones que puedan ofrecer los profesionales sanitarios para cada caso concreto.

Este contenido se ha elaborado utilizando información basada en evidencia científica. Pincha aquí para conocer las fuentes que se han utilizado para su elaboración.

 

Rinitis infecciosa.

La rinitis infecciosa consiste en una inflamación de la mucosa nasal, es decir, del revestimiento interno de la nariz de los niños. Su origen, en vez de ser alérgico como en otros casos de rinitis típicas de primavera, suele residir en una infección. Los síntomas de la rinitis y la repercusión de estos en el niño dependerán del origen y del tipo de cuadro que se produzca, ya que existen dos tipos fundamentales, con diferentes evoluciones posibles.

Qué síntomas produce
La rinitis infecciosa produce unos síntomas muy típicos en los niños que la padecen, como son la congestión nasal, aumento de la secreción de mucosidad por la nariz, picores, estornudos e inflamación de las conjuntivas de ambos ojos. Estos síntomas son bastante similares a los de los catarros comunes o incluso a las rinitis de origen alérgico.

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La Gripe en niños.

La gripe es una infección de vías respiratorias muy frecuente en pediatría y que suele ser menos diagnosticada de lo que debería ya que es fácil que de confundir con otras muchas infecciones similares. Puede producir gran número de síntomas y a veces incluso presentar complicaciones que pueden ser graves, sobre todo en determinados niños como los que tienen enfermedades de base.

El virus productor de la gripe es el influenza, del que hay tres tipos (A, B y C). El C es el que produce habitualmente los casos más leves. Normalmente se les asocian unos números y nombres a la letra en función del año y del lugar donde se determina la cepa de virus. Suele cursar en forma de epidemias por lo que es muy difícil evitar su contagio.

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Resfriado común (o catarro de vías altas) en niños.

Al resfriado común o catarro de vías altas también se le conoce por los nombres de rinofaringitis aguda o infección respiratoria aguda de vías superiores. Es una infección vírica aguda que afecta a a las vías respiratorias superiores y es el proceso más frecuente en la edad infantil. Es muy frecuente que los niños pasen numerosos cuadros de resfriados, sobre todo en la etapa preescolar.

Está causado por múltiples virus, de los que el más frecuente es el rinovirus. Suele verse sobre todo en otoño e invierno (ya que el virus sobrevive mejor en temperaturas frías) y es más frecuente en lactantes y preescolares que acuden a la guardería. El contagio se produce por secreciones respiratorias (tos, estornudos) y es una enfermedad muy contagiosa.

No es raro que un niño en edad preescolar padezca entre 6 y 12 resfriados al año, lo que puede hacer que gran parte del otoño y del invierno los niños estén con síntomas catarrales a estas edades. La incidencia de resfriados comienza a descender a partir de los 4-5 años.

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La tos en los niños.

La tos es un mecanismo reflejo que aparece ante determinados estímulos de la vía aérea del niño o de otras localizaciones, como por ejemplo los oídos o el estómago. Es un mecanismo de defensa natural del organismo y es muy beneficiosa para eliminar el exceso de mucosidad o cuerpos extraños.

La tos también es una de las mayores preocupaciones de los padres y uno de los motivos de consulta más frecuentes en pediatría, especialmente durante el invierno, donde se asocian con mocos, o en primavera, dado el alto número de niños con diferentes cuadros de alergia que hay. En este post se explica por qué se produce la tos, qué síntomas pueden ser normales en relación a ella y cuáles no. También se evalúa lo que es una tos crónica o aguda, los tipos de tos y las condiciones en las que surgen. Y por supuesto, nociones sobre cómo se puede enfocar el tratamiento y reducir o prevenir en parte su aparición.

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