La esplenomegalia es el aumento de tamaño del bazo, un órgano relacionado con el sistema inmunológico y que se localiza en la parte izquierda del abdomen, junto al estómago, y que habitualmente no debe ser palpable, aunque a veces puede serlo sin que ello traduzca ningún tipo de problema o patología. Es más fácil palparlo cuanto más pequeño es el niño, de forma que se puede palpar hasta en un tercio de los recién nacidos, sin que suponga ningún problema.
Hay muchas causas que pueden producir un aumento de tamaño del bazo. Las más frecuentes son las infecciosas, sobre todo virus. Menos frecuentes son las anemias, como las beta talasemias. También se puede afectar si hay problemas en el hígado, enfermedades metabólicas o de otros tipos, como las autoinmunes. Mucho menos frecuente es la presencia de tumores.
Qué síntomas produce
El hallazgo aquí es el aumento de tamaño del bazo, el cual se suele notar a través de la palpación del abdomen. exploración que los pediatras solemos realizar siempre en consulta. A veces su presencia se asocia a un aumento de tamaño del hígado. Sin embargo, no todos los bazos palpables son sinónimo de enfermedad. Pero si se nota demasiado grande, tiene consistencia dura, duele o el niño presenta otros síntomas asociados al aumento de tamaño del bazo, entonces sí que se inician estudios.
Cómo se diagnostica
En caso de necesitar estudio, el pediatra insistirá mucho en la historia clínica y en los antecedentes. Entre los más relevantes se encuentran los de anemia, sangrados o problemas cardíacos. También es importante recordar la presencia de posibles golpes en el abdomen u otros síntomas como fiebre, dolor o de cualquier otro tipo. Si el niño ha pasado (o está pasando) una infección, lo normal es que este proceso esté relacionado con la esplenomegalia.
En función de los hallazgos se podrá plantear la realización de pruebas como analíticas de sangre y orina, serologías de virus, prueba de Mantoux (para detectar tuberculosis) o radiografías, ecografías, e incluso TAC o resonancia. En casos muy concretos podría ser necesario también la realización de pruebas más específicas, como estudio de médula ósea o incluso biopsia del propio bazo. Sin embargo, y por fortuna, esto es muy poco habitual.
Cómo se trata
La esplenomegalia no es una enfermedad en sí misma, sino el reflejo de una situación normal o de una enfermedad, y su tratamiento es el de la posible causa. En los casos en los que el origen es una infección como rubeola o mononucleosis infecciosa —de hecho, es lo más frecuente en pediatría— el tratamiento va dirigido al de la infección.
En otras ocasiones el bazo llega a ser un problema porque ayuda a perpetuar determinadas enfermedades, por lo que puede ser necesario hasta plantear su extirpación para conseguir un mejor pronóstico del proceso de fondo. Esto es así en anemias hemolíticas (raras), la púrpura trombopénica idiopática grave, los traumatismos severos que rompen el bazo u otras causas también raras. La extirpación del bazo es una medida que se suele usar como uno de los últimos recursos ya que forma parte del sistema inmunológico del niño, por eso se suele intentar esperar por lo menos a que el niño tenga cinco años en los casos en los que se plantea su extirpación. En los casos en los que se extirpa el niño puede ser más propenso a coger infecciones, por lo que se puede beneficiar del uso de ciertos antibióticos y de controles periódicos para prevenir infecciones.
Qué pronóstico tiene
En general, los procesos producidos por infecciones —que son la mayoría— suelen tener buen pronóstico. Aún así, puede tardar meses en remitir, por lo que el pediatra suele pautar una serie de controles para seguir la evolución. En los casos en los que las causas puedan ser procesos crónicos o más graves el pronóstico es el de cada proceso en concreto.
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Mi hija tiene dos años y tiene km diagnóstico hepatomegalia con el aumento de del bazo y no sabemos cuál es el tratamiento seguir