La caries del biberón o del lactante es un tipo de caries que aparece típicamente en el lactante y que suele estar asociada a un uso determinado de los biberones. Las caries se producen por muchas causas pero existe una predisposición genética de forma que hay niños con mayor tendencia natural a padecerlas.
La flora bucal (los gérmenes normales que hay en la boca) son un factor fundamental para que se produzca, ya que un determinado grupo de ellas viven en medios ácidos y se adhieren al esmalte, sobre todo si existen azúcares que facilitan la adhesión de estas bacterias. Los azúcares que más adhesión permiten son los que están contenidos en la fruta, aunque el factor que más influye es que estos azúcares se den muy continuamente, como por ejemplo en forma de biberón que se da de forma casi continua y que contiene zumo de fruta, miel o cualquier otro tipo de azúcar que pueda generar este efecto.
En ocasiones el problema es que se deja al niño acostado con el biberón a modo de chupete. Esto no debe hacerse no ya solo por el riesgo de caries, que es considerable, sino por el de atragantamiento, que puede ser potencialmente muy grave. El otro factor fundamental es precisamente que la presencia de azúcares acidifica la superficie de los dientes. Esta acidez permite que se inicie el proceso de caries.
La caries afecta primero a las capas superficiales, de forma que se inicia en el esmalte y progresa hacia la dentina. En caso de progresar llega hasta la zona pulpar, donde se alojan los vasos sanguíneos y los nervios.
Qué síntomas produce
Cuando la única estructura afectada es el esmalte lo normal es que no haya síntomas ya que esta capa no tiene nervios que recojan ningún tipo de sensación (ni por supuesto el dolor). Cuando la caries alcanza la dentina entonces el niño sí puede empezar a notar dolor intenso con los líquidos fríos o ácidos. En caso de llegar a la pulpa el dolor entonces suele ser bastante más intenso. El mayor problema, cuando la caries afecta a la zona pulpar, es que el dolor no se nota siempre, y en caso de que se deje evolucionar el cuadro entonces los gérmenes pueden terminar atacando las terminaciones nerviosas, de forma que el diente termina por no doler. El riesgo aquí es que la infección puede seguir avanzando de forma peligrosa y sin producir dolor. A medida que sigue progresando y según por dónde avance la infección puede producir dolor de nuevo. El mayor problema en los lactantes es que el cuadro que se produce es grave, afectando sobre todo a los incisivos.
Qué complicaciones puede producir
El mayor riesgo de estos niños es que padecerán caries severas posteriormente, a mayor edad. En caso de progresar la infección por caries avanza afectando a los tejidos blandos, como la piel y el músculo, llegando a producir auténticos abscesos profundos. En los casos en los que afecta a la pulpa de un diente primario (de leche) es que puede alterar el posterior desarrollo del diente definitivo. El mayor problema es que la caries puede progresar hacia el hueso y en caso de no ser tratada, llegar al interior del organismo, donde puede producir complicaciones graves pues puede alcanzar cualquier órgano.
Cómo se diagnostica
El diagnóstico es sobre todo clínico y se basa en la historia clínica y en la exploración. A veces el pediatra suele solicitar una valoración por un estomatólogo directamente, aunque el niño sea de muy corta edad.
Cómo se trata
Lo más importante es la prevención evitando dar biberones con zumos o con alto contenido en azúcares. El niño debe hacer las tomas en los horarios en que le toque y se debe procurar que el resto del tiempo tenga la boca bien limpia. Esto se puede conseguir limpiando las encías con una gasa empapada en agua o dando agua en el biberón (nunca zumo o fruta).
Qué pronóstico tiene
Bueno si se corrige a tiempo. Si no se corrige estos niños padecerán cuadros graves de caries, que a su vez pueden generar importantes complicaciones.
Cómo prevenirlo
En los lactantes se pueden limpiar las encías o los dientes con una gasa húmeda tras las tomas. A partir de los dos años se puede enseñar a los niños a cepillarse los dientes y los padres se los pueden cepillar al menos por la noche, a modo de juego. El flúor es muy útil en la prevención de caries. Este se puede administrar con los dentífricos o los colutorios. En general y sobre todo en las zonas donde el agua está fluorada no se recomienda añadir flúor por vía oral, salvo en los casos de déficit (y en estos casos debe estar indicado por el pediatra).
La caries del biberón se produce por tomas frecuentes o continuas de biberón, especialmente si estos llevan zumo de frutas o cualquier otro tipo de azúcar. Para prevenirla se deben evitar estas tomas y desde luego nunca dejar al niño acostado con el biberón a modo de chupete.
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