La mastoiditis es una infección de las llamadas celdillas mastoideas, unos huecos que se encuentran en el interior del hueso craneal y que se localizan detrás de la oreja. Es un cuadro bastante relacionado con las otitis medias ya que puede producirse como una complicación de estas. Esto es así porque esas celdillas que hay dentro de la región mastoidea están comunicadas con el oído medio y pueden verse afectadas por la infección del oído, es decir, la otitis.
Siempre que hay un cuadro de otitis media se afectan estas celdillas pero por lo general es de forma leve y que responde bien al tratamiento. Pero si progresa puede ser grave, por lo que ante su sospecha se debe consultar siempre sin demora. En este post se explican qué son las mastoiditis, cómo se tratan y, sobre todo, cómo se sospechan.
Por qué se produce
Es un cuadro que suele aparecer relacionado con las otitis medias agudas, incluso aunque estas estén recibiendo tratamiento. A veces el germen productor del cuadro invade estructuras cercanas, como las celdas de los huesos que están cerca y que forman parte del hueso denominado mastoides (de ahí el nombre de mastoiditis). Estos gérmenes son los mismos que suelen ser la causa de las otitis, como el neumococo y el Haemophilus influenza, para los cuales es importante recordar que existen vacunas.
Estos gérmenes siempre pasan a las celdillas mastoideas, aunque por lo general no producen una afectación severa. El problema reside en las otitis que no reciben tratamiento, que este no se realiza de forma correcta o que no responden al tratamiento pautado. Entonces el riesgo de hacer una mastoiditis severa es mayor. Parece que hay factores que favorecen su aparición, como el tabaquismo de los padres.
Qué síntomas produce
El cuadro de mastoiditis consiste en una inflamación de la mastoides, que es la zona que se localiza detrás de la oreja afectada por la otitis. Cuando se inflama esta región aparece, además de la inflamación y de un color rojo de la zona, un desplazamiento de la oreja hacia delante y hacia abajo, que da un aspecto de oreja despegada de la cabeza, que es llamativo. Además suele existir fiebre y puede que el niño tenga sensación de malestar. Hay cuadros de mastoiditis crónica en los que los síntomas pueden no ser tan evidentes. A veces el niño sólo tiene dolor en el oído, presencia de secreción frecuente y pérdida de audición. Ante cualquiera de estos síntomas se debe consultar, tanto si son agudos como crónicos.
Cómo se diagnostica
Cuando el cuadro progresa el diagnóstico es fácil porque la inflamación es visible y suele existir el antecedente de otitis. Si se toca la inflamación es muy posible que el niño sienta dolor. A la visualización del oído mediante otoscopia el pediatra se suele encontrar una importante inflamación del tímpano, a veces incluso con secreción purulenta. A veces se puede apoyar el diagnóstico en pruebas de imagen como radiografías o incluso un TAC craneal en los casos en los que es importante valorar la extensión. Otras pruebas que pueden ayudar, en función del grado de evolución de la enfermedad, son la punción lumbar, determinadas analíticas de sangre o incluso estudios para descartar la infección por tuberculosis. La mastoiditis crónica no suele presentar fiebre ni inflamación, como tampoco dolor a la palpación.
Cómo se trata
En la mayoría de los casos de mastoiditis confirmada el niño deberá recibir tratamiento antibiótico por vía intravenosa, por lo que se suele hacer ingresado. Suele hacerse también una apertura del tímpano para aliviar la presión de la zona y facilitar la eliminación del pus y gérmenes. En función de la evolución, en pocos días el tratamiento se puede pasar a tomar por boca, de forma que podría continuarse en casa. El adecuado cumplimiento del tratamiento es fundamental. En los casos más avanzados puede ser necesaria hasta la realización de cirugía. Por eso es importante, en las otitis, cumplir bien el tratamiento que mandan los pediatras.
Qué complicaciones puede producir
El problema es que esta zona está cerca de estructuras importantes, por lo que se pueden afectar tanto por la inflamación como por la infección. Una mastoiditis complicada puede dañar el cerebro, producir trombos venosos graves, afectar a más huesos, al oído, al nervio facial o destruir músculos del cuello. La mastoiditis crónica, a su vez, puede provocar sordera. Por eso es importante que, ante la sospecha, se acuda a un servicio de urgencias.
Qué pronóstico tiene
En general es bueno siempre que se inicie el tratamiento a tiempo, motivo por el cual es importante que las otitis medias sean controladas cuando están en tratamiento. En los casos en los que la mastoiditis se complique y afecte a estructuras cercanas, el daño podría ser irreversible, incluso a nivel cerebral. Por eso, en los casos en los que los padres sospechen que se pueda estar produciendo este cuadro (niños que han tenido otitis y que siguen con fiebre, dolor detrás de la oreja o que parece que la oreja se les está despegando), deben acudir al pediatra o a un servicio de urgencias.
Cómo prevenirlas
Lo más importante es tratar las otitis medias una vez diagnosticadas y acudir a los controles que el pediatra paute para control y seguimiento, o volver antes si el niño no mejora o empeora o presenta síntomas de los descritos. El tratamiento precoz de la mastoiditis cuando aparece es fundamental para conseguir prevenir su evolución. La lactancia materna parece que protege de su aparición.
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