El baño en el recién nacido es muy sano, es un momento de alegría y relajación y fomenta el vínculo con el niño. Debe ser diario, de hecho no hay excusa para no hacerlo así y por supuesto desde el primer día de vida, ya que la presencia del cordón no impide el baño, siendo la única precaución procurar que no se moje en exceso y luego secarlo bien para que no permanezca húmedo.
Antes del baño hay que comprobar que el agua está a unos 35ºC y que el cuarto está al menos a 21ºC para evitar cambios bruscos de temperatura. Si se baña por la noche se ayudará a que el niño se relaje y esto le facilitará el sueño (lo que a veces ayuda a conciliar los despertares y los trastornos del sueño). Es recomendable usar jabones y cremas adecuados, secar al niño bien tras el baño y ponerle cremas hidratantes suaves y en poca cantidad.