La conjuntivitis en el recién nacido es una inflamación que se produce en la conjuntiva del ojo, que es una capa que recubre la parte blanca de este órgano y la cara interna de los párpados de un recién nacido.
Es relativamente frecuente a pesar de las medidas profilácticas que se aplican actualmente en la mayoría. Siempre debe ser valorada por un profesional ya que algunas, asociadas a determinados síntomas, pueden constituir casos de mayor entidad. Para el cuadro de niños mayores se puede consultar el tema de conjuntivitis. La mayoría de los casos están producidos por infecciones en general leves. Estas infecciones pueden estar originadas por bacterias ó virus, aunque en recién nacidos lo normal es que las infecciones sean bacterianas. A veces favorece su aparición el roce del ojo del niño con las sábanas o la ropa.
Qué síntomas producen
Generalmente el niño suele tener la mucosa de la conjuntiva ocular inflamada y un tinte rojizo en la parte blanca del ojo. Además tiene lagrimeo con secreción aumentada, que puede ser transparente o con pus. Cuando esta secreción se seca entonces forma las conocidas legañas.
Las conjuntivitis bacterianas suelen iniciarse en un ojo y se contagian fácilmente al otro. Normalmente son las que presentan las secreciones más amarillentas y espesas. Un dato típico de estas conjuntivitis es que las secreciones nocturnas se acumulan de forma que al despertarse al niño puede costarle abrir el ojo. Además se puede producir algo de edema (inflamación) en los párpados.
Qué complicaciones pueden producir
Con tratamiento adecuado en general es muy raro que se compliquen pero en los casos en los que la evolución no es buena o el niño empieza a presentar aumento de la inflamación se debe acudir al pediatra u oftalmólogo. A veces estas infecciones se pueden complicar y alcanzar planos más profundos o afectar estructuras de alrededor, como el propio ojo. Por ese motivo siempre se debe consultar al pediatra o a un servicio de urgencias cuando el cuadro no evoluciona bien.
Cómo se diagnostican
Normalmente con la historia clínica y la exploración suele ser suficiente para orientar el posible origen de la conjuntivitis. A veces pueden requerirse pruebas como una recogida de exudado conjuntival para cultivo.
Cómo se tratan
Las bacterianas se suelen tratar con antibióticos y generalmente la respuesta es muy buena y relativamente rápida (suelen mejorar mucho en 48-72 horas si se cumple el tratamiento). En los casos severos o que no evolucionan bien puede ser necesario asociar otros antibióticos o incluso hacerlo por vía oral. Estos tratamientos siempre deben estar pautados por el pediatra.
Antes de administrar los antibióticos por vía tópica suele ser muy beneficioso limpiar los ojos de secreciones con el uso de suero, a veces ayudado con una gasa suave y estéril. No se debe usar nunca la misma gasa para los dos ojos. Luego se administran los antibióticos, generalmente en ambos ojos.
Los antibióticos se administran generalmente en forma de colirios que hay que usar con frecuencia (a veces incluso cada dos horas) y pomadas por la noche. El tratamiento puede prolongarse unos días aunque ya no haya síntomas para asegurar la curación completa y reducir el riesgo de contagio al otro ojo.
Lo que no se debe hacer generalmente es tapar el ojo ya que entonces las secreciones se acumulan, pudiendo ser perjudiciales. No debe tocarse nunca el ojo con los extremos de los colirios o pomadas para que no se contaminen. Tampoco se deben guardar los botes de colirios usados.
El tratamiento siempre debe estar guiado por el pediatra o el oftalmólogo, cuya participación puede ser necesaria en los casos más severos.
Qué pronóstico tienen
En general es muy bueno si se aplica el tratamiento pautado y se hace un correcto seguimiento. Es importante consultar cuando aparecen síntomas compatibles o cuando la evolución no es la esperada.
Cómo prevenirlas
En la actualidad se suelen aplicar colirios o cremas antibióticas en el momento del nacimiento con el fin de prevenir esta frecuente infección. Sin embargo y aún así son frecuentes, por lo que en caso de apreciar síntomas compatibles (como la mera presencia de legañas) se debe consultar al pediatra.
La conjuntivitis del recién nacido es un cuadro frecuente aún a pesar de que se realiza profilaxis con antibióticos en el momento de nacer. Es importante sospechar su presencia ya que con tratamiento adecuado la mayoría de los casos evoluciona favorablemente.
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