El bocio es el aumento de tamaño del tiroides, que es la glándula que produce la hormona tiroidea y que se encuentra en el cuello. Se puede palpar como una masa en el cuello y es un hallazgo que no es raro en la edad infantil y que no se tiene por qué acompañar de enfermedad ni de cambios en la función del tiroides (ni hipertiroidismo ni hipotiroidismo) aunque por lo general se estudian todas esas posibilidades cuando se aprecia en consulta.
Hay múltiples causas que pueden generar un cuadro de bocio en la edad infantil. Las más frecuentes son el déficit de yodo en la ingesta y el bocio simple (ó idiopático, en el que no se conoce la causa). Otras causas menos frecuentes, son las enfermedades autoinmunes (como la de Graves-Basedow), algunos fármacos (que puede estar tomando el niño o la madre, si esta le da pecho) o la presencia de nódulos. A veces el bocio puede producirse también por procesos infecciosos, malformaciones congénitas o incluso tumores, aunque estas causas son menos frecuentes en la edad infantil. Los casos relacionados con procesos autoinmunes son muy frecuentes y además tienen un importante componente hereditario.
Qué síntomas produce
El síntoma más evidente es el aumento de tamaño del tiroides, que tiene diferentes grados desde el 1, que sólo es palpable, hasta el 3, que es visible a distancia. En la mayoría de los casos no suele haber otros síntomas acompañando la presencia de bocio aunque en ciertos procesos que lo pueden causar sí es frecuente que el niño presente otros datos como por ejemplo clínica compatible con hipertiroidismo o hipotiroidismo. A veces el bocio puede comprimir estructuras cercanas del cuello, y producir síntomas como afonía o dificultad para respirar. La presencia de síntomas puede ser muy útil a la hora de realizar el diagnóstico por lo que conviene estar muy atento a estos para poder relatarlos en la consulta, aunque parezca que no tienen relación con el cuadro de bocio.
En los casos de hipertiroidismo el niño puede presentar aumento del tamaño del tiroides (bocio), nerviosismo, irritabilidad, molestias con el calor, aumento de la temperatura y de la actividad en general, déficit de atención, pérdida de peso, diarreas, aceleración del crecimiento y otros trastornos. En los casos de hipotiroidismo el niño puede presentar retraso del crecimiento; obesidad; retraso en el desarrollo psicomotor, óseo; se cansan fácilmente, suelen tener estreñimiento y facilidad para sentir frío; la piel suele ser seca y fría; pueden presentar cuadros de pubertad precoz ó retraso de la pubertad.
Cómo se diagnostica
Los bocios de grado 1 (palpables pero raramente visibles) suelen ser un hallazgo en consultas por revisión u otros motivos. Los bocios de grado 2 y 3 (visibles con el cuello en posición normal e incluso de lejos) sí pueden ser vistos en el seno familiar y ser directamente un motivo de consulta. En cualquiera de los dos casos el primer paso del pediatra será la realización de una detallada historia clínica en la que recabará todos los datos posibles sobre posibles antecedentes de enfermedades tiroideas, así como posibles síntomas asociados al cuadro de bocio.
En la exploración tratará de encontrar datos que puedan orientar si existe un proceso de fondo que está originando el cuadro o signos de hipertiroidismo o hipotiroidismo. En función de los datos obtenidos podrá pedir una serie de pruebas encaminadas a la confirmar o descartar las posibles sospechas diagnósticas. Entre estas pruebas se encuentran analíticas con hormonas tiroideas, estudio de anticuerpos, pruebas de imagen como una ecografía o incluso de función tiroidea, como una gammagrafía. En función de los resultados puede necesitar o no otros tipos de estudios.
Cómo se trata
El tratamiento depende de la causa que esté produciendo el cuadro. En los casos de déficit de ingesta de yodo se debe asegurar la administración de este. En el resto de los casos el tratamiento depende directamente de la causa, por lo que es muy importante llegar al diagnóstico. Cuando la causa del bocio es la presencia de un nódulo tiroideo, este se puede estudiar o bien extirpar directamente. Los relacionados con tumores son poco frecuentes en la infancia pero deben quitarse siempre. Característicamente suelen ser muy duros y producen adenopatías.
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excelente y clara informacion.