Las quemaduras, en esencia, son lesiones producidas por una fuente de calor. Las quemaduras se pueden producir por diversos motivos que eleven la temperatura de la piel: fuego, rayos solares, agentes químicos ó la electricidad.
En general lo más frecuente es que se produzcan por exposición al sol o accidentalmente al fuego, mientras que en los niños en edad preescolar lo más frecuente es que les caiga agua hirviendo en la cocina, mientras están jugando en ella o están al lado de los padres mientras estos manipulan utensilios con agua hirviendo. En los niños mayores, generalmente suelen producirse por actitudes imprudentes, como jugar con fuego, mecheros o incluso tocar objetos o motores calientes, como el de vehículos.
Qué síntomas produce
El daño y los síntomas de las quemaduras dependen del agente que la produzca, de la temperatura a la que se produzca la quemadura, de la superficie de piel expuesta y del tiempo de contacto. En función de la intensidad de la quemadura estas se dividen en grados:
—Las de primer grado son las más leves y superficiales: afectan a la parte más superficial de la piel, la llamada epidermis, y no genera ampollas. Suelen generar una reacción en la que la piel se pone de color rojo, con dolor y picor. Son las que suelen producir las quemaduras solares.
—Las de segundo grado afectan también a la piel más profunda, la denominada dermis, de forma que pueden ser muy dolorosas, generando la presencia de ampollas con la piel de alrededor muy tensa. Suelen estar producidas por líquidos muy calientes.
—Las de tercer grado son las más graves, ya que afectan a planos más profundos como pueden ser el músculo y el hueso. En estas ya no hay ampollas por el hecho de que la piel se ha perdido. También puede que no duelan o que duelan poco, pero el motivo es porque se han quemado las terminaciones nerviosas. Se caracterizan porque tienen un aspecto carbonizado. Suelen estar producidas por fuego directo, electricidad de alta tensión o por sustancias químicas.
Qué complicaciones pueden producir
Las quemaduras más graves suelen ser las producidas por fuego ya que su temperatura es muy alta, con el riesgo añadido de que la combustión de productos genera sustancias que pueden ser inhaladas, produciendo daño adicional en el pulmón.
Cómo se diagnostican
Ante una quemadura siempre se debe acudir a un servicio de urgencias. La afectación de estas puede ser muy variable, por lo que si el niño está grave se debe incluso activar los servicios de emergencia. Esto es importante sobre todo si las quemaduras están producidas por fuego y el niño ha podido inhalar sustancias tóxicas como resultado de la combustión.
En urgencias los profesionales evaluarán primero el estado general del niño. En función de dicho estado plantearán la realización o no de una serie de pruebas complementarias, como analíticas o alguna prueba de imagen enfocada a valorar los daños o el estado pulmonar. En función de las lesiones es posible que se plantee su traslado a un centro especializado en quemaduras. En caso de estar estable los profesionales evaluarán el grado de las quemaduras.
Cómo se trata
En caso de llegar grave se realizará tratamiento de soporte con el fin de estabilizarle. En los casos en los que el niño esté estable (la mayoría) el pediatra tratará la lesión producida por la quemadura.
—En las de primer grado el tratamiento suele ser local y enfocado a cuidados de la piel y prevención de posibles infecciones. En casos necesarios puede que el pediatra paute tratamiento con antiinflamatorios o antibióticos, generalmente en pomada, aunque pueden ser también por boca. También se pueden aplicar preparados como la Cristalmina®, especialmente indicada en menores de dos años al no contener yodo, que puede absorberse por la piel.
—En las de segundo y tercer grado en general el niño será trasladado a un centro especializado en el tratamiento de quemaduras. Esto también puede ser necesario en quemaduras de primer grado muy extensas o que se produzcan en la cara, las manos o los genitales.
Qué pronóstico tiene
Depende mucho de la afectación. En la mayoría de los casos las quemaduras son leves y el niño puede ser tratado de forma ambulatoria. En los casos graves depende de la afectación no solo de las quemaduras, sino de la posible inhalación de sustancias tóxicas como resultado de la combustión.
Cómo prevenirlo
Prevenir las quemaduras puede ser difícil en algunas situaciones muy concretas, pero en general es muy sencillo con una serie de medidas generales:
—Los niños no deben tener acceso al fuego nunca, ni jugar ni permanecer solos.
—Los niños siempre deben estar vigilados por un adulto.
—Es fundamental que los niños pequeños no jueguen nunca en la cocina, sobre todo si se está cocinando. Esta habitación es de las más peligrosas del hogar, especialmente cuando hay comida preparándose.
—Los enchufes deben estar siempre tapados, ocultos o protegidos.
En la playa o en el campo es fundamental utilizar cremas fotoprotectoras adecuadas a la edad del niño para evitar que se queme por la luz solar. Es importante recordar que las quemaduras pueden verse en cualquier época del año y en los días nublados, ya que depende de muchos factores, como la intensidad, la humedad o las horas de exposición.
Las quemaduras son muy frecuentes en la infancia y pueden ser leves o muy graves. En los niños mayores lo más frecuente es la exposición al sol o al fuego, pero en los pequeños es muy frecuente que les caiga agua hirviendo por jugar en la cocina. Ante una quemadura siempre se debe acudir a un servicio de urgencias hospitalario para valorar al niño.
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