Los esguinces, traumatismos o contusiones articulares son lesiones en las que la articulación en sí no se ve dañada o rota, pero sí estructuras de alrededor. Pueden estar producidos por un traumatismo fuerte o bien porque se fuerza la articulación en exceso, lo que produce un excesivo estiramiento de las estructuras que envuelven a la articulación, como la cápsula o los ligamentos que la rodean.
Estas estructuras pueden dilatarse en exceso e incluso llegar a romperse, pero la articulación en sí no se ve afectada y no hay rotura de los huesos que la forman. Las zonas que se afectan con mayor frecuencia son el tobillo, la rodilla, los dedos de la mano y la columna cervical (estos sobre todo en los accidentes de tráfico).
En este post se explican los síntomas que suelen producir este tipo de lesiones y las hipotéticas complicaciones en caso de no evolucionar bien o que no se cumpla bien el tratamiento pautado (cosa que suele suceder mucho en la edad infantil al ser difícil de respetar el reposo). Se explican las diferentes formas de tratamiento en función de la gravedad del cuadro (vendajes, uso de escayolas u otros tratamientos) y se dan consejos para prevenir su aparición (muy sencillos de llevar a cabo y muy efectivos).