Las heridas en la edad infantil son un cuadro muy frecuente ya que pueden verse casi a cualquier edad y en casi cualquier situación. Son múltiples las causas por las que un niño se puede hacer una herida, aunque en la mayoría de los casos suele ser jugando con algún objeto cortante o punzante o golpeándose, ocurriendo con más frecuencia en el ámbito del hogar.
Los sitios más frecuentes donde se suelen producir las heridas son la cabeza, la cara, las manos y las piernas. La herida puede producirse de muchas formas y por lo tanto puede ser incisa (en forma de corte, que por lo general se acompaña de sangrado) o contusa (en forma de golpe, que puede que sangre menos). También puede ser limpia o sucia en función del grado de contaminación. Las anfractuosas son las que tienen bordes muy desestructurados y suelen producirse por desgarramientos o aplastamientos. Estas son menos frecuentes y suelen requerir asistencia en centros sanitarios.