La obstrucción del conducto lagrimal (también llamado lacrimonasal o nasolagrimal) consiste en un cierre total o parcial del sistema de drenaje lagrimal, que permite el paso de las lágrimas desde la superficie del ojo hacia el interior de las fosas nasales. Este conducto es el denominado lacrimonasal.
Puede verse al nacimiento, en niños que no tienen completamente abierto el conducto lacrimonasal al nacer. Es un cuadro relativamente frecuente aunque la mayoría son casos parciales o leves que se resuelven espontáneamente. En muchos de estos casos la causa es la persistencia de una pequeña membrana en la válvula de salida de la lágrima. Pero también se puede ver como consecuencia de infecciones u otros procesos que pueden afectar a este conducto, de forma que se generan cicatrices que pueden obstruirlo de forma parcial o total.