La dermatitis irritativa o de contacto es una reacción de la piel en la que esta reacciona frente al contacto con una o varias sustancias que actúan como irritantes. Puede ocurrir a cualquier edad pero la piel de los niños más pequeños se irrita con mucha más facilidad, entre otros factores debido al hecho de que es más fina. La dermatitis del pañal es una de las formas más frecuentes de dermatitis irritativas en la infancia.
La dermatitis irritativa o de contacto se genera como una respuesta de la piel al contacto prolongado con una sustancia que produce un cuadro irritativo. Esta respuesta puede ser inmediata o demorada en horas. Entre las sustancias que suelen producir irritación con facilidad se encuentran jabones, secreciones del propio niño como la saliva o el sudor o determinados componentes de la ropa. Suele existir un componente hereditario ya que suele haber antecedentes familiares, y es más fácil de ver en verano por el calor y el sudor.
Qué síntomas produce
Se suelen producir lesiones, generalmente en las zonas de contacto con la sustancia que produce la alergia, en las que predomina un componente eccematoso. La zona se suele poner de color rojo intenso, inflamada y pueden aparecer pequeñas pápulas o incluso pequeñas vesículas como parte de la reacción de la piel. Estas lesiones pueden producir un intenso picor. En los lactantes son frecuentes la afectación de la cara y los pliegues, por la acumulación de saliva y sudor. En los niños mayores son frecuentes las lesiones en los bordes de los labios por efecto de la saliva (sobre todo si se chupan mucho esas zonas) o en las manos y pies, debido al sudor.
Qué complicaciones puede producir
La mayor complicación puede venir del rascado de las lesiones, ya que es fácil que estas se infecten y se produzcan incluso heridas o abscesos, que deben ser tratados.
Cómo se diagnostica
El diagnóstico se basa sobre todo en la historia clínica. A veces ayuda anotar la ropa o los productos que se usan con el niño, o incluso los horarios y las actividades que realiza para intuir el origen de la alergia. Normalmente las reacciones se suelen producir en las zonas en las que se produce el contacto, por lo que según dónde aparezcan ayuda a encontrar el posible origen de la irritación. En la exploración el pediatra puede ver las lesiones típicas, aunque suele ser difícil distinguir las dermatitis irritativas de las alérgicas. Al contrario de lo que sucede en las alérgicas, en las irritativas no se hacen pruebas de alergia cutáneas ya que pueden dar resultados como positivos que realmente no lo son, dada la enorme sensibilidad de la piel que suelen tener estos niños.
Cómo se trata
El tratamiento fundamental es la eliminación de la sustancia que produce la reacción irritativa. El mayor problema suele residir en localizarla. En los brotes agudos el niño se puede beneficiar de la aplicación de compresas frías o incluso pomadas o cremas con corticoides suaves (que recuerda deben ser siempre prescritas por el médico). Los casos más severos o los crónicos exigen un seguimiento más estrecho por parte del pediatra o del dermatólogo, y puede ser necesario la administración de pautas cortas de corticoides. Estos fármacos tienen importantes efectos secundarios, por lo que la pauta debe respetarse siempre y acudir a los controles que se indiquen.
Qué pronóstico tiene
En general es bueno cuando se consigue localizar la sustancia que produce el cuadro de alergia.
Cómo prevenirlo
La única forma de prevenir su aparición es evitar el contacto con la sustancia que la produce.
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