Casi todos los niños pasan por una etapa de rechazo de la comida. Esto se debe a varios motivos, pero uno de ellos, en el que nunca se suele caer, consiste en que vivimos en una sociedad «saturada» de trabajo, de estímulos y de prisas. Tendemos a actuar deprisa y a movernos sin parar. Tanto, que nos adelantamos a acontecimientos como el mero hecho de tener hambre. Los horarios rígidos hacen que comamos muchas veces de forma mecánica y repetitiva, incluso sin hambre, y a los niños les sucede exactamente lo mismo. Normalmente no se deja que los niños lleguen a tener hambre, obligándoles a comer, y ese es un factor que influye en que a la hora de comer solo les apetezcan determinados alimentos que les proporcionan mayor satisfacción o placer, como los dulces o los alimentos fritos o ricos en grasas, generalmente más sabrosos que las carnes magras o los vegetales.
En este post se comenta el cuadro de rechazo del niño a la comida, tan frecuente en nuestro medio, y que tantas consultas supone al pediatra. Se explica cómo la lactancia puede influir en el resto de las etapas alimentarias, por qué los niños no quieren probar nuevos tipos de alimentos y, lo más importante, cómo flexibilizar la actitud con ellos para conseguir vencer (aunque sea parcialmente) esa resistencia natural y tan frecuente.
Conducta alimentaria en la lactancia
El nacimiento supone varios cambios trascendentales, entre ellos que el niño pasa a alimentarse de una forma activa, succionando, en vez de recibir los nutrientes pasivamente desde la madre. En esta etapa existe un fuerte componente relacional y afectivo relacionado con las tomas, sobre todo si estas son con leche materna. El hambre se soluciona y además el niño recibe cariño y afecto, por lo que asocia comer a estas sensaciones. Si el acto de mamar se convierte en un problema, es posible que el niño asocie entonces comer a una sensación menos satisfactoria.
Fobia a los nuevos alimentos
En general parece que la lactancia materna favorece la introducción de nuevos alimentos y sabores. Sí es importante jugar con el papel del hambre, ya que el niño satisfecho tendrá menos apetencia por probar alimentos nuevos. Y si se le fuerza habrá más rechazo. Cuando un lactante (o un niño ya mayor) rechace nuevas frutas o verduras, solo hay que esperar unos días o semanas para volver a ofrecérselas. Lo ideal es hacerlo cuando está hambriento.
Flexibilidad en la alimentación
A partir de los 12 meses es importante dejar que el niño opine en lo que respecta a su alimentación. Debe ir aprendiendo qué comer y cómo hacerlo y participar en lo que come. Solo así aprenderá a comer mejor y a ser más racional a la hora de elegir sus alimentos y probar nuevos.
Los rechazos en la edad preescolar
Entre los 2 y los 5 años existe una etapa en la que los niños rechazan gran parte de los alimentos y dan la sensación de que comen menos de lo que necesitan. Es cierto que suele disminuir mucho su velocidad de crecimiento, por lo que en general suelen comer la cantidad que necesitan. Los niños que están acostumbrados desde antes a comer de todo suelen rechazar menos alimentos. Y en los casos en los que exista rechazo de alimentos se debe procurar ser flexible, jugando con la variedad y las cantidades.
A veces es útil poner raciones pequeñas en el plato para que sea el propio niño el que pida repetir o luego demande merienda o tomas de media mañana de forma espontánea. En general las conductas de enfrentamiento e imposición deben ser un recurso a evitar, ya que suelen generar más rechazo en el niño.
Cuando se llega a situaciones de conflicto o límites, puede ser útil el empleo de acuerdos o pactos, que en general deben proponer los padres, ya que la aceptación del pacto por parte del niño es el primer acto de aceptación de que efectivamente va a probar un alimento nuevo, o al menos esforzarse en hacerlo.
Este contenido se ha elaborado utilizando información basada en evidencia científica. Pincha aquí para conocer las fuentes que se han utilizado para su elaboración.
Gracias Bruno por tu entrada bien explicada.
Seguramente mi problema es que mis hijos no comen ensalada porque no se lo he dado a probar poco a poco y cuando tienen hambre.
Lo intentaré 🙂
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