Archivo de la categoría: Digestivo

Rumiación en niños.

打印La rumiación consiste en la regurgitación repetida del alimento, es decir, que el alimento vuelve a la boca después de haber sido ingerido por parte del niño, sin que este tenga problemas digestivos de ningún tipo que puedan estar ocasionándola. Es un cuadro diferente de las bocanadas o regurgitaciones de los lactantes, y del refujo gastroesofágico.

La rumiación es un proceso poco frecuente en niños pero puede verse, sobre todo, en casos determinados. Cuando se produce de forma crónica, suele clasificarse en dos tipos: la denominada de origen psicógeno suele verse en los dos primeros años de vida, y normalmente se produce existen problemas sociales asociados al entorno familiar. Mientras que la autoinducida suele ocurrir a cualquier edad y se ve en niños con cierto retraso del desarrollo mental, en los que se la producen los mismos niños. Aquí no suele haber problemas sociales de ningún tipo ya que el motivo suele ser el déficit intelectivo del niño. En ambos casos, al parecer lo que sucede es que el regurgitar la comida para volver a masticarla produce cierta sensación de placer en el niño.

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Primeros meses de un prematuro. Cuidados, desarrollo y alimentación.

Los recién nacidos prematuros (o pretérmino) son aquellos que nacen con menos de 37 semanas de edad gestacional. La tasa de problemas es mayor cuanto menor es el peso. Actualmente se consideran viables niños de 500 gramos, aunque su supervivencia es inferior al 20%, mientras que en los niños que superan los 1.200 gramos las cifras de supervivencia pueden llegar a alcanzar el 90%. Pero el mayor problema de un niño prematuro es que aumenta el riesgo de padecer cualquier enfermedad posible del recién nacido ya que su madurez y desarrollo suelen ser menores. Además, este menor desarrollo suele asociar problemas diversos como dificultad respiratoria, hemorragias cerebrales, infecciones generalizadas, fallos intestinales y otros problemas. El riesgo es mayor cuanto menor son la edad gestacional y el peso del niño.

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Infección por salmonella o salmonelosis en niños (fiebre tifoidea o entérica).

La fiebre tifoidea o entérica, también conocida como salmonellosis, salmonelosis o infección por salmonela en niños, es una enfermedad producida por una bacteria, la salmonella. Es una enfermedad frecuente en los países en vías de desarrollo y no tan complicada de adquirir en los países desarrollados.

Existen distintos grados de afectación según el tipo de salmonella que la produzca y otros factores, entre ellos la época del año y el estado general del niño antes de la infección. Uno de los mayores problemas de esta infección es la aparición de resistencias a los antibióticos por parte de estos gérmenes.

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Déficit de fósforo en niños.

El déficit de fósforo es un problema poco frecuente, pero que surge en los niños cuando la dieta que reciben es deficitaria en fósforo (y por lo general, en otros muchos nutrientes). Es un cuadro difícil de ver ya que este mineral está presente en muchos alimentos y sería necesario que un niño tomara una dieta bastante alterada para que se produjera. Sin embargo, se ha descrito en casos de anorexia nerviosa en los que la desnutrición puede ser importante.

También hay casos en los que se asocia a raquitismo, pero en esos casos el problema suele residir en un déficit de vitamina D o de calcio, más que de fósforo. A pesar de ello, en niños que puedan presentar alguno de estos dos cuadros o que hagan una dieta anormal (ambientes de riesgo, niños de acogida con antecedentes poco conocidos, etc), puede ser importante sospecharlo, junto con otros posibles déficit o patologías.

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Atragantamiento o asfixia por objetos o cuerpos extraños en la laringe de los niños.

Un cuerpo extraño es cualquier objeto que pueda ser introducido en el cuerpo. Cualquier objeto que un niño se meta en la boca puede terminar impactado en la laringe, algo que puede generar un cuadro grave en el caso de que el objeto la obstruya, ya que esta es el único orificio de entrada de aire a los pulmones.

Su causa reside en que es frecuente que los niños pequeños se lleven continuamente objetos a la boca, pero cuando estos no son adecuados para su edad, pueden ser ingeridos con la mala suerte de que no pasen a esófago, donde también pueden generar problemas, sino a la vía aérea. Y esto último es bastante más peligroso.

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Objetos o cuerpos extraños en la garganta de los niños.

Un cuerpo extraño es cualquier objeto que pueda ser introducido en el cuerpo. En este caso lo que suele ocurrir es que se queda impactado en la faringe —o parte posterior de la garganta—. Lo normal es que se produzca por espinas de pescado, aunque hay muchos otros objetos que pueden clavarse, sobre todo si son afilados o puntiagudos. Es un cuadro frecuente que se ve a cualquier edad, muchas veces en relación con la ingesta de pescado, y por eso se debe sospechar si el niño lo ha comido.

Qué síntomas produce un cuerpo extraño en la garganta.
Normalmente, si son espinas, suelen producir dolor intenso en el momento del pinchazo que luego se transforma en molestia y en una sensación extraña al deglutir saliva. Lo normal es que el niño sea llevado a urgencias en el momento en que se produce el cuadro.

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Síndrome de Sandifer en niños.

El llamado Síndrome de Sandifer consiste en un cuadro relacionado con la enfermedad por reflujo gastroesofágico, en el que el niño mueve la cabeza de forma espasmódica en relación con los episodios de regurgitación. Se suele ver más en niños pequeños, sobre todo desde las pocas semanas de vida hasta los tres años de edad.

Se produce en relación con el reflujo, de forma que cuando se producen los episodios de reflujo del alimento desde el estómago hacia el esófago, se pueden producir movimientos de la cabeza del niño, de forma espasmódica, hacia un lado. Parece que con estos movimientos el niño mejora los síntomas, entre ellos el posible dolor, que puedan originar los episodios de reflujo.

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Niños que se hacen caca sin querer (encopresis).

EncopresisLa encopresis consiste en la ausencia de control de esfínter rectal, es decir, en la emisión involuntaria de heces, de forma que un niño mayor de cuatro años realiza la defecación pero sin controlar su emisión. Suele estar producida por cuadros de estreñimiento, ya que cuando no hay espacio para retener más heces en el tramo final del intestino, el niño hace deposición por «rebosamiento». El problema reside en que si estos niños tienden a retener las heces, el organismo se hace menos sensible al estímulo de su llenado (que es lo que genera las ganas de defecar) y se perpetúa el círculo vicioso.

A veces lo que sucede es que el niño retiene las heces de forma voluntaria porque tiene una fisura que le genera dolor o porque no quiere hacer deposición fuera de casa, como sucede por ejemplo cuando comienzan a ir al colegio, porque les da vergüenza pedirlo. Otras causas como determinados procesos neurológicos (enfermedad de Hirschsprung) o endocrinos (hipotiroidismo, diabetes) son mucho menos frecuentes.

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Regurgitación en lactantes.

La regurgitación consiste en el paso de alimento desde el estómago hacia la boca sin que el niño haga ningún tipo de intención o esfuerzo para que eso ocurra, es decir, sucede de forma espontánea. Es un cuadro que sucede de forma muy frecuente durante la época de la lactancia.

Suele suceder porque los lactantes tienen un esfínter en la parte baja del esófago que aún está poco maduro. Este esfínter está en la zona que une el esófago con el estómago y su función consiste en cerrarse cuando el alimento ha pasado al estómago. Sin embargo en estos niños el esfínter no se cierra del todo o lo hace con poca fuerza, de forma que con los movimientos del estómago el alimento (generalmente leche) sale hacia arriba, apareciendo de nuevo en la boca.

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Presencia de sangre en las heces (rectorragia) en niños.

Rectorragia es el término médico que define a la presencia de sangre en heces. Aunque es un cuadro que suele alarmar mucho, es fácil de ver en pediatría, ya que muchos procesos banales, como las fisuras anales o las gastroenteritis, pueden provocar su aparición. La rectorragia normalmente consiste en sangre de color rojo, es visible y suele proceder de partes bajas del intestino.

Muchas de las causas que pueden producir la presencia de sangre en el aparato digestivo son banales. Sin embargo, otras sí pueden ser reflejo de un cuadro más importante, por lo que ante su hallazgo se debe acudir siempre al pediatra o incluso a urgencias, si el sangrado es abundante o el niño tiene mal aspecto.

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