Archivo de la categoría: Alimentación

Trastorno de ingesta compulsiva en niños.

打印El trastorno de ingesta compulsiva es un cuadro psicológico, relativamente frecuente en la adolescencia —y sobre todo en los países desarrollados—, que puede llegar a constituir un auténtico problema, en caso de no controlarse a tiempo. De hecho, es un cuadro que posee algunos aspectos en común con la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, con los que se puede entremezclar y superponer.

En el de ingesta compulsiva pura, lo que suele suceder es que existe una educación alimentaria inadecuada, de forma que el adolescente presenta un patrón de comidas alterado. Por eso es frecuente verlo en adolescentes en los que en su familia hay miembros con obesidad y en las que suele encontrarse también este patrón alterado en otros miembros.

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Rumiación en niños.

打印La rumiación consiste en la regurgitación repetida del alimento, es decir, que el alimento vuelve a la boca después de haber sido ingerido por parte del niño, sin que este tenga problemas digestivos de ningún tipo que puedan estar ocasionándola. Es un cuadro diferente de las bocanadas o regurgitaciones de los lactantes, y del refujo gastroesofágico.

La rumiación es un proceso poco frecuente en niños pero puede verse, sobre todo, en casos determinados. Cuando se produce de forma crónica, suele clasificarse en dos tipos: la denominada de origen psicógeno suele verse en los dos primeros años de vida, y normalmente se produce existen problemas sociales asociados al entorno familiar. Mientras que la autoinducida suele ocurrir a cualquier edad y se ve en niños con cierto retraso del desarrollo mental, en los que se la producen los mismos niños. Aquí no suele haber problemas sociales de ningún tipo ya que el motivo suele ser el déficit intelectivo del niño. En ambos casos, al parecer lo que sucede es que el regurgitar la comida para volver a masticarla produce cierta sensación de placer en el niño.

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Seguridad en el entorno de los bebés.

¿Se puede garantizar la seguridad de un bebé? ¿Es posible protegerle de todo? ¿Cómo hay que preparar el domicilio? ¿Qué lugares o momentos son los más peligrosos? Todas y muchas más preguntas suelen surgir no ya solo durante el embarazo, sino incluso cuando el niño ya ha nacido y los padres se preparan para afrontar una nueva etapa en la que, por primera vez, son responsables de una persona completamente indefensa. Y es que uno de los temas que más preocupan a los padres es cómo adecuar la seguridad del entorno del recién nacido o del niño en sus primeros meses de vida. Es fácil intuir que es imposible garantizar esta seguridad al cien por cien, pero sí existen una serie de aspectos importantes que deberían ser tenidos en cuenta en cualquier domicilio donde resida un recién nacido.

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Brucelosis en niños.

La brucelosis es una enfermedad infecciosa, poco común pero que puede verse durante la infancia cuando se transmite de animales infectados a niños que están en contacto con ellos.

El germen que más frecuentemente puede producirla es la brucella mellitensis, que suele infectar a ganado caprino y ovino. El contagio suele ser a través de animales infectados y en los niños la vía más frecuente de contagio de esta enfermedad es por el consumo de alimentos como leche o queso no pasteurizados y obtenidos de estos animales. El germen puede resistir mucho tiempo en el suelo, el agua o incluso en la leche no pasteurizada procedente de estos animales.

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Déficit de fósforo en niños.

El déficit de fósforo es un problema poco frecuente, pero que surge en los niños cuando la dieta que reciben es deficitaria en fósforo (y por lo general, en otros muchos nutrientes). Es un cuadro difícil de ver ya que este mineral está presente en muchos alimentos y sería necesario que un niño tomara una dieta bastante alterada para que se produjera. Sin embargo, se ha descrito en casos de anorexia nerviosa en los que la desnutrición puede ser importante.

También hay casos en los que se asocia a raquitismo, pero en esos casos el problema suele residir en un déficit de vitamina D o de calcio, más que de fósforo. A pesar de ello, en niños que puedan presentar alguno de estos dos cuadros o que hagan una dieta anormal (ambientes de riesgo, niños de acogida con antecedentes poco conocidos, etc), puede ser importante sospecharlo, junto con otros posibles déficit o patologías.

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Atragantamiento o asfixia por objetos o cuerpos extraños en la laringe de los niños.

Un cuerpo extraño es cualquier objeto que pueda ser introducido en el cuerpo. Cualquier objeto que un niño se meta en la boca puede terminar impactado en la laringe, algo que puede generar un cuadro grave en el caso de que el objeto la obstruya, ya que esta es el único orificio de entrada de aire a los pulmones.

Su causa reside en que es frecuente que los niños pequeños se lleven continuamente objetos a la boca, pero cuando estos no son adecuados para su edad, pueden ser ingeridos con la mala suerte de que no pasen a esófago, donde también pueden generar problemas, sino a la vía aérea. Y esto último es bastante más peligroso.

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Objetos o cuerpos extraños en la garganta de los niños.

Un cuerpo extraño es cualquier objeto que pueda ser introducido en el cuerpo. En este caso lo que suele ocurrir es que se queda impactado en la faringe —o parte posterior de la garganta—. Lo normal es que se produzca por espinas de pescado, aunque hay muchos otros objetos que pueden clavarse, sobre todo si son afilados o puntiagudos. Es un cuadro frecuente que se ve a cualquier edad, muchas veces en relación con la ingesta de pescado, y por eso se debe sospechar si el niño lo ha comido.

Qué síntomas produce un cuerpo extraño en la garganta.
Normalmente, si son espinas, suelen producir dolor intenso en el momento del pinchazo que luego se transforma en molestia y en una sensación extraña al deglutir saliva. Lo normal es que el niño sea llevado a urgencias en el momento en que se produce el cuadro.

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¿Por qué algunos niños tienen una talla baja?

打印La talla del niño, especialmente una posible talla baja, es un motivo frecuente de preocupación por parte de los padres ya que es inevitable compararla a la de otros niños. Sin embargo, la talla no se valora de forma absoluta, sino en relación a la edad del niño y en función de unos valores que se consideran como normales.

Decimos que existe una talla baja cuando está por debajo de las curvas de normalidad para su edad, y para valorar la talla es necesario valorar la velocidad de crecimiento, que también se ajusta por edad y por tablas de referencia. Calcular la velocidad de crecimiento necesita mediciones seriadas y separadas como mínimo por varios meses.

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Síndrome de Sandifer en niños.

El llamado Síndrome de Sandifer consiste en un cuadro relacionado con la enfermedad por reflujo gastroesofágico, en el que el niño mueve la cabeza de forma espasmódica en relación con los episodios de regurgitación. Se suele ver más en niños pequeños, sobre todo desde las pocas semanas de vida hasta los tres años de edad.

Se produce en relación con el reflujo, de forma que cuando se producen los episodios de reflujo del alimento desde el estómago hacia el esófago, se pueden producir movimientos de la cabeza del niño, de forma espasmódica, hacia un lado. Parece que con estos movimientos el niño mejora los síntomas, entre ellos el posible dolor, que puedan originar los episodios de reflujo.

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Hipervitaminosis D (ingesta excesiva de Vitamina D en niños).

La hipervitaminosis D consiste en un exceso de vitamina D en el organismo. La vitamina D es una sustancia necesaria para vivir, que se sintetiza en las células de la piel con la ayuda del sol. Este proceso de síntesis es más lento en las personas morenas y es menos eficaz durante el invierno, al haber menos luz solar. Los lactantes suelen tener sus necesidades cubiertas durante los primeros meses de vida ya que han recibido y almacenado vitamina D durante su vida fetal, procedente de la madre. Sin embargo, aunque las leches artificiales suelen contener suplementos de esta vitamina, la leche de la madre suele ser deficitaria, y por eso la Asociación Española de Pediatría recomienda dar un suplemento extra a los niños que están alimentados de forma exclusiva con lactancia materna. Pero en algunos casos, y sobre todo en niños mayores, es posible que se realice una ingesta excesiva.

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