Hipertensión arterial en la infancia.

Contrariamente a lo que muchas personas piensan, existen cuadros de hipertensión arterial en la infancia. Aunque afortunadamente son poco frecuentes y en general asociados a otras patologías (algunas tan frecuentes como la obesidad) es importante tener en cuenta que este es un proceso que puede presentarse en determinados niños.

La hipertensión arterial (o HTA) es el aumento de las cifras de tensión arterial (TA) por encima de los valores considerados como normales para la edad y el sexo del niño. Es un problema más frecuente de lo que se creía y que puede condicionar la vida futura del niño en los casos en los que no se actúe y estas cifras de tensión arterial elevadas permanezcan así durante años.

Para poder hablar de HTA es necesario haber constatado una elevacion de esta en el menos tres tomas distintas de tensión arterial en buenas condiciones (generalmente tomadas por profesionales sanitarios y tras permanecer el niño unos minutos en reposo, previo a la toma de tensión).


Por qué se produce
En muchos de los casos la HTA no tiene un origen claro, por lo que se denomina esencial. Sin embargo en otros muchos casos la HTA está originada por un proceso o enfermedad renal, cardíaca, hormonal ó neurológica. Otras veces la HTA está provocada por cuadros como quemaduras o una obesidad mantenida en el tiempo. También puede ser inducida por ciertos fármacos, como los corticoides, los anticonceptivos y muchas drogas de diseño. En los casos de HTA esencial suele haber antecedentes familiares claros, por lo que parece que existe un claro componente genético. En otros muchos procesos que generan HTA también parece que existe asociación familiar, como en muchas enfermedades neurológicas y renales. La HTA esencial o primaria es la más frecuente en los adolescentes.

Qué síntomas produce
Uno de los mayores problemas de la HTA es que puede no dar ningún síntoma durante años, de manera que si no se sospecha de alguna forma o no se hacen tomas de TA rutinarias es imposible diagnosticarla en niños que no presentan síntomas. A veces sí que pueden aparecer síntomas en relación sobre todo con subidas bruscas de la TA. Entre estos síntomas se encuentran mareos de inicio brusco, dolores de cabeza intensos de causa no clara, alteraciones de la visión (como visión borrosa) ó cuadros de epístaxis (sangrado por la nariz) que pueden llegar a ser repetidos o abundantes.

Qué complicaciones puede producir
Los niños con HTA mantenida a lo largo de los años tienen un riesgo incrementado de padecer ciertas patologías en mayor grado que el resto de la población. Algunas de estas patologías son severas y entre ellas están las insuficiencias cardíacas, renales (que pueden degenerar en un fallo renal crónico), los problemas oculares y el daño cerebral. En general se requiere que la tensión permanezca elevada durante bastante tiempo para que se produzcan daños, pero es recomendable comentar siempre a los profesionales sanitarios los casos en los que existen antecedentes de hipertensión en la familia.

Cómo se diagnostica
La toma de TA debería ser una rutina en los niños en las consultas de enfermería de los centros de salud en las revisiones de niño sano que realizan estos profesionales. En los casos de sospecha por tomas altas lo primero es repetir estas para confirmar su presencia ya que una sola medición aislada puede no tener valor. Es distinto un hallazgo de TA elevada (cifras próximas a los límites altos) que una HTA verdadera (cifras constatadas por encima de los límites altos).

El pediatra a su vez realizará una detallada historia clínica en la que los antecedentes familiares de HTA son especialmente importantes, como lo son el de determinadas enfermedades que pueden predisponer a ella. El pediatra también insistirá en posibles síntomas que puedan estar relacionados con episodios de HTA, como pueden ser dolores de cabeza, alteraciones de la visión o sangrados por la nariz. También es importante referir sobre el posible consumo de fármacos u otras sustancias (como algunos tipos de drogas) que pueden desencadenar HTA. En la exploración el pediatra buscará posibles signos de la HTA, de otras enfermedades que puedan producirla o que puedan estar relacionadas, como la obesidad, hipertiroidismo o signos de afectación cardiaca.

La confirmación de la presencia de HTA normalmente se realiza pidiendo tomas de TA seriadas y repartidas en el tiempo, en condiciones distintas. Hay que recordar que para la toma de TA es importante que el manguito que se utilice sea de tamaño adecuado para el niño. Lo ideal es que en altura cubra más o menos dos terceras partes de la longitud del brazo. Los manguitos pequeños pueden dar TA erróneamente elevadas y los manguitos grandes cifras erróneamente bajas. Antes de tomar la TA es oportuno que el niño esté sentado unos cinco minutos para evitar falsas elevaciones por estrés o ejercicio.

Entre las pruebas que pueden ser necesarias para el estudio de la HTA se encuentran diversas analíticas de sangre y orina y ecografías cardíaca y renal. En función de los hallazgos de la historia, la exploración y las primeras pruebas puede que el niño necesite estudios más profundos, como cistouretrografía miccional seriada (prueba en la que se utiliza contraste para ver el aparato urinario), gammagrafía renal, estudios de imagen con contraste de los vasos renales e incluso biopsia.

Cómo se trata
En los casos en los que existe un proceso que está generando el cuadro de HTA el tratamiento se dirige al del proceso. En función de las cifras de TA y de las repercusiones que estas puedan estar teniendo sobre el organismo puede estar indicado tratarlas incluso de forma urgente y con el niño ingresado.

En los casos en los que las cifras de TA son leves a veces es suficiente con cambiar ciertos hábitos de vida del niño, como dieta saludable, pérdida de peso y realización de ejercicio suave o moderado. Por supuesto es conveniente evitar situaciones o el consumo de sustancias o fármacos que puedan subir las cifras de TA.

Si el niño tiene HTA moderada o el tratamiento anterior fracasa con la leve entonces puede beneficiarse de tratamiento farmacológico. Algunos de los fármacos que se pueden utilizar para ello son los IECA, los betabloqueantes, los vasodilatadores, los antagonistas del calcio, los alfabloqueantes y los diuréticos. Estos fármacos pueden ser utilizados solos (preferiblemente) ó de forma combinada y a diferentes dosis (siempre se intenta a la menor posible). La respuesta no es siempre igual en todos los niños y depende no sólo del niño sino de la causa de la HTA y del estilo de vida del niño. Estos fármacos tienen importantes efectos secundarios y algunas contraindicaciones importantes, como el hecho de que los betabloqueantes contraindican el ejercicio y no se deben usar en niños asmáticos. Por eso es muy importante cumplir los tratamientos y acudir a las revisiones con el fin de prevenir los posibles efectos adversos de estos fármacos y poder reducir la dosis si es posible.

En los casos difíciles de controlar puede ser necesario realizar determinados tratamientos quirúrgicos enfocados al control de algunas de las causas de HTA. A veces los cuadros más extremos pueden terminar necesitando diálisis, como en los que terminan haciendo una insuficiencia renal crónica.

Determinadas cifras muy severas pueden poner en peligro la vida del niño, por lo que la aparición de síntomas (sobre todo neurológicos) en el contexto de un cuadro de cifras de TA muy elevadas siempre es una urgencia que debe ser atendida en medio hospitalario.

El seguimiento mediante revisiones es otro de los pilares del tratamiento, ya que en general el descenso de las cifras de TA se hace de forma relativamente lenta, sobre todo si las cifras al diagnóstico eran muy elevadas. Esto se hace así para que el organismo se vaya habituando de forma progresiva a las nuevas cifras de TA, ya que no si se bajan de forma muy brusca puede que la nueva TA no sea suficiente para que la sangre llegue correctamente a todos los órganos.

Qué pronóstico tiene
En los niños en los que se diagnostica y se trata adecuadamente la HTA el pronóstico en general es bastante bueno. Aquellos en los que exista un proceso de base que condiciona esta HTA el pronóstico dependerá del proceso que la está generando. En general depende mucho del control de las cifras de TA. Los niños con cifras normales de TA pueden y deben hacer una vida completamente normal en la que simplemente deben cuidar aspectos tan básicos como hacer una dieta completa, variada y saludable, mantener un peso acorde con su edad y talla, hacer ejercicio suave o moderado y evitar sustancias como el alcohol, tabaco, cafeína y por supuesto cualquier tipo de droga.

Cómo prevenirla
En los casos leves la prevención es posible con un estilo de vida sano como el mencionado. La toma de TA debe formar parte de la evaluación rutinaria del niño sano y debería realizarse al menos una vez al año durante toda la infancia. En los casos en los que los niños tengan factores de riesgo añadidos (antecedentes de prematuridad, obesidad, diabetes, enfermedad renal, alteraciones de las grasas y antecedentes familiares de HTA), las mediciones deben ser más frecuentes.

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