Las heridas en la edad infantil son un cuadro muy frecuente ya que pueden verse casi a cualquier edad y en casi cualquier situación. Son múltiples las causas por las que un niño se puede hacer una herida, aunque en la mayoría de los casos suele ser jugando con algún objeto cortante o punzante o golpeándose, ocurriendo con más frecuencia en el ámbito del hogar.
Los sitios más frecuentes donde se suelen producir las heridas son la cabeza, la cara, las manos y las piernas. La herida puede producirse de muchas formas y por lo tanto puede ser incisa (en forma de corte, que por lo general se acompaña de sangrado) o contusa (en forma de golpe, que puede que sangre menos). También puede ser limpia o sucia en función del grado de contaminación. Las anfractuosas son las que tienen bordes muy desestructurados y suelen producirse por desgarramientos o aplastamientos. Estas son menos frecuentes y suelen requerir asistencia en centros sanitarios.
Qué complicaciones pueden producir
Las complicaciones principales que pueden verse son la presencia de un sangrado abundante, algo en general poco frecuente, y sobre todo el potencial riesgo de infección si no se curan adecuadamente. Esta complicación sí es más frecuente en la edad infantil ya que es fácil que el niño se contamine la zona con suciedad o tierra al volver a jugar de nuevo. El riesgo de las infecciones es que pueden producir cuadros bastante más severos que la herida en sí.
En las heridas sucias o producidas en sitios sucios el mayor riesgo es la posible complicación por tétanos, que puede generar un cuadro potencialmente grave. Las heridas que son más susceptibles de infectarse o de presentar complicaciones son las que se producen en la cara, las cejas, las orejas, la nariz o la cabeza, que deben ser valoradas siempre por un profesional sanitario.
Asistencia en centros sanitarios
En general se recomienda que las heridas sean siempre valoradas por un profesional sanitario salvo las que son superficiales, benignas y son tratadas con facilidad mediante limpiezas y curas sencillas. En todo caso y ante la duda lo prudente es consultar cuando se produzcan, sobre todo si se sospecha que pueda haber lesiones profundas o riesgo de complicaciones. Es importante aportar los datos que pida el enfermero o el pediatra ya que están enfocados a valorar el riesgo de infección posterior o la posible complicación por gérmenes como el productor del tétanos.
En la exploración el pediatra valorará ante todo el estado general del niño para ver si necesita tratamiento urgente. En caso de que el niño esté estable, valorará la herida en sí para conocer su longitud, forma, profundidad y otros datos relevantes que influirán a la hora de orientar la cura y tratamiento, como la posibilidad de que se hayan podido lesionar estructuras como vasos, nervios o tendones. En casos concretos, como sucede en las heridas profundas, presencia de sangrado abundante o la sospecha de posibles fracturas, puede que sean necesarias pruebas como analíticas o radiografías.
Cómo se tratan
En caso de que el niño esté afectado lo primero será su estabilización en urgencias. Si está estable, hay que intentar tranquilizarle y explicarle qué es lo que se le va a hacer. Es importante no mentirle aunque al principio se asuste más, ya que si es consciente de que no se le miente al final confiará más, aceptando mejor la manipulación, ya se haga esta fuera o dentro de un centro sanitario.
El tratamiento en el centro sanitario se inicia con el lavado de la zona, que se suele hacer con suero para arrastrar la suciedad y los gérmenes que puedan estar presentes. En el caso de que haya zonas de tejido bastante afectado se suele desbridar este (es decir, se quita) con el fin de que no se infecte, lo que podría dar lugar a un cuadro grave. En función de la herida y de la presencia o no de riesgo de infección se valora si es susceptible de ser suturada, algo que no siempre es posible o recomendable hacer.
Por último se valora la necesidad de aplicar tratamiento antibiótico, que puede darse de forma tópica en cremas o por vía oral en los casos de heridas más sucias o complicadas. En los niños en los que la pauta de vacunación antitetánica no sea completa puede que sea necesario plantear completarla si la herida lo aconseja.
Qué pronóstico tienen
El pronóstico suele ser bastante bueno a lo largo de toda la edad infantil y tanto mejor cuanto más pequeño es el niño ya que la capacidad de cicatrización de sus tejidos es mayor que la de los adultos. El riesgo de infección vendrá determinado por una serie de factores entre los que destacan algunos como el que hayan sido producidas por mordeduras (sobre todo las de otros niños), que hayan sucedido en lugares contaminados, las que se producen en los pies o las que llevan varias horas de evolución cuando el niño es evaluado.
Cómo prevenirlas
Es complicado evitar que un niño se haga heridas, sobre todo las superficiales y leves, cuando juega en casa o en la calle y sobre todo si lo hace con otros niños. Cualquier caída o golpe en el parque o en el patio del colegio es susceptible de generar una herida. Medidas preventivas como evitar que juegue con objetos punzantes, cortantes o inadecuados para su edad, el que estén siempre vigilados o el uso de ropa y protecciones adecuadas al juego que estén practicando ayudan a reducir el riesgo.
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