Las úlceras en la mucosa oral (estomatitis, aftas ó llagas) se producen como consecuencia de una inflamación de la mucosa de la boca (llamada estomatitis). Las úlceras, aftas o llagas son lesiones que pueden aparecer en cualquier localización dentro de la mucosa oral. Existen factores que determinan y predisponen a su aparición.
Las estomatitis pueden tener diversos orígenes, de los cuales los más frecuentes son los infecciosos, generalmente los virus, como el virus del herpes simple tipo I, muy frecuente en la edad infantil. En las aftas no está tan claro el origen, aunque se cree que puede deberse a una serie de factores como estrés, déficit de ciertas vitaminas, variaciones hormonales en los adolescentes o incluso faltas leves o moderadas de higiene oral.
Qué síntomas producen
La estomatitis produce inflamación, a la que suele acompañar dolor o molestias. En el caso de que aparezcan aftas éstas se suelen localizar en el suelo de la boca, en la cara interna de los labios, en la punta y los bordes de la lengua y en el paladar. En general las aftas son bastante dolorosas, más cuanto más numerosas sean. El niño se suele quejar de dolor y de molestias al deglutir los alimentos (disfagia), y suele tener muy mal aliento. Las úlceras suelen ser de 2-3 milímetros y de color claro, casi blanco, rodeadas de un borde más inflamatorio.
Las encías pueden estar enrojecidas, inflamadas y sangrar con facilidad. A veces, y dependiendo del agente productor del cuadro, el niño puede presentar un cuadro febril acompañando la presencia de estomatitis y aftas. El cuadro, dependiente del germen productor, suele durar entre 5 días y 2 semanas.
Cómo se diagnostican
Generalmente es suficiente con la historia clínica y la exploración física, fundamental en estos casos ya que la presencia de aftas o vesículas en la mucosa oral puede ser un síntoma de otros procesos, como una enfermedad pie-mano-boca o una varicela.
En determinados casos en los que se sospechen determinados tipos de gérmenes que pudieran entrañar un mayor riesgo el pediatra podría solicitar algún estudio complementario que ayude a descartar o confirmar esa sospecha. Entre esos estudios están la toma de muestras para cultivos de nariz, faringe, heces, sangre u otras localizaciones. También puede ayudar un estudio analítico.
Cómo se tratan
El tratamiento local se basa en un aumento de las medidas de higiene y en lavados de la mucosa oral con preparados que suelen contener una mezcla de antiséptico y un anestésico local suave. En los niños pequeños se pueden utilizar gasas empapadas en los preparados o bien fármacos que contienen aplicadores que facilitan el depósito del líquido sobre las zonas afectadas, como las diferentes presentaciones de Aftex®, por ejemplo, que son a base de ácido hialurónico para ayudar la reparación del tejido. También se pueden usar colutorios comerciales como el Vitis Ortodóncico®, que no pica, sabe a manzana y contiene antiséptico y protectores de la mucosa. Los bueno de este colutorio es que tiene buen sabor, por lo que es bien aceptado por los niños. Los mayores pueden hacer enjuagues bucales, y a los pequeños se les pueden dar gasas empapadas en el colutorio para que las chupen y así se repartan el preparado por la mucosa de la boca. Siempre se deben usar preparados pautados por el pediatra y acordes con la edad del niño.
También hay protectores de la mucosa oral que previenen la aparición de llagas. En los casos más severos se puede llegar al uso de corticoides locales, como el Aftasone® (en forma de caramelos con un palo, para niños pequeños) o el Oralsone® (comprimidos que se chupan) que ayudan a controlar la inflamación y sobre todo el dolor.
En muchas ocasiones se suele asociar el uso de antiinflamatorios por vía oral, como el ibuprofeno en jarabe, ya que ayudan a reducir la inflamación y el dolor, haciendo el cuadro algo más llevadero para el niño.
En casos muy concretos a veces se pauta aciclovir, un fármaco antiviral que actúa con los virus herpes, ya que los antibióticos no suelen resolver la mayor parte de estos cuadros al no estar producidos por bacterias. El aciclovir tiene importantes efectos secundarios por lo que su uso está relegado a casos generalmente severos o en niños con enfermedades de base.
El mayor riesgo es el de deshidratación en los niños pequeños con gran dolor que rechazan todo tipo de alimentos. En estos niños es muy útil no darles comidas con frutas ácidas y basar la dieta sobre todo en líquidos, ni muy fríos ni muy calientes para que puedan beber. También es útil aplicar los colutorios antes de las tomas para que el niño sienta menos dolor al comer y ayudarse del uso de ibuprofeno. En caso de que el niño no tolere ingesta y ante la sospecha de deshidratación se debe acudir siempre a un servicio de urgencias. A veces las bebidas isotónicas son mejor toleradas por el niño.
Qué complicaciones pueden producir
El mayor riesgo es el de deshidratación si no ingiere líquidos. Este riesgo es mayor cuanto más pequeño es el niño y ante la mera sospecha se debe acudir siempre a un servicio de urgencias. También es importante descartar enfermedades que pueden estar asociadas a la aparición de estas aftas, por lo que siempre es importante la valoración por un pediatra y un posterior seguimiento.
En general es conveniente acudir al pediatra si el niño no mejora en pocos días o incluso empeora a pesar de los cuidados pautados.
Cómo prevenirlas
Normalmente son contagiosas por lo que el niño con aftas no debería acudir a la escuela o guardería hasta la resolución del cuadro. En los casos en los que se conozca que hay niños enfermos se debe evitar el contacto y sobre todo compartir los juguetes.
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Muy buen post, yo las sufro y me ha venido muy bien éste post. gracias