Hepatitis B en niños

La Hepatitis B es una infección e inflamación del hígado producida por el virus de la hepatitis B. Este virus está presente por todo el planeta aunque en los países en los que se vacuna a la población es menos frecuente. En niños puede llegar a ser incluso asintomática.

El contagio suele ser por vía «parenteral», que ocurre cuando la sangre del niño entra en contacto con la sangre de otra persona (por ejemplo, transfusiones), o bien por vía sexual, debido a un contacto de esta índole, algo que no debería ocurrir en niños pequeños pero que sí puede suceder en adolescentes. En general, los contagios se producen porque entran en contacto líquidos corporales, por eso es poco frecuente en la edad infantil, en niños pequeños. Sin embargo, en los adolescentes el riesgo sube ya que al inicio de las prácticas sexuales se añade el posible uso de tatuajes o de drogas intravenosas, lo que incrementa el riesgo a cotas elevadas en caso de usar material no esterilizado. En los recién nacidos que son hijos de madres que poseen la enfermedad sí que existe un riesgo elevado. Este es el grupo de edad donde es más fácil adquirir una hepatitis en la infancia. El problema de las hepatitis en niños es que tienen riesgo de hacerse crónicas, mayor cuanto más pequeño es el niño.

Qué síntomas produce
Muchos de los casos de hepatitis B en edad infantil ocurren sin presentar síntomas, lo cual es un problema porque al no ser detectada aumenta el riesgo de que aparezcan complicaciones, al no prevenir estas.

En caso de presentar síntomas el niño puede notar una sensación de cansancio o agotamiento sin una causa clara, junto a sensación de malestar general. Estos síntomas suelen verse al principio del cuadro. Posteriormente puede presentarse dolor o inflamación en las articulaciones e incluso la presencia de alguna erupción cutánea. A veces se acompaña de náuseas, vómitos, cansancio y falta de apetito. El color amarillento de la piel (ictericia) no siempre se ve, ya que se produce en menos de la cuarta parte de los niños con este cuadro. No es raro que el hígado aumente de tamaño y este aumento pueda ser palpable.

El mayor problema de la hepatitis B es que se presente en su forma fulminante, que es muy grave, o que se cronifique, lo que es más frecuente en los niños cuanto más pequeños son (el riesgo de hacerse crónica en los recién nacidos es superior al 90% sin tratamiento).

Cómo se diagnostica
Normalmente se conoce el antecedente del posible contagio. En caso de no ser así se suele sospechar en caso de presentar el niño los síntomas de cansancio y coloración amarillenta de la piel. A veces la sospecha ocurre cuando en una analítica se objetiva un aumento de unas sustancias llamadas transaminasas, que son un posible reflejo de una posible inflamación hepática. Cuando se sospecha el cuadro se suele pedir una analítica en la que se incluyen una serie de pruebas serológicas que estudian la presencia de determinados anticuerpos del niño frente al virus de la hepatitis y de determinadas sustancias del propio virus, los denominados antígenos. En función de los resultados de estos anticuerpos y antígenos se puede establecer el diagnóstico de la infección y el estado de esta. Hay que recordar que determinados anticuerpos frente al virus de la hepatitis B se producen como resultado de la vacunación, por lo que las pruebas siempre debe interpretarlas el pediatra o cualquier otro médico.

Qué complicaciones puede presentar
El mayor riesgo de la Hepatitis B es que se complique con un cuadro de fallo hepático fulminante. De todos los virus de la hepatitis, el B es el que mayor riesgo tiene de que se produzca esta complicación. El riesgo aumenta cuando a la vez existe una infección por hepatitis D. Esta complicación es poco frecuente pero puede presentarse y en caso de hacerlo suele ser grave.

Otro riesgo es el que se cronifique en el tiempo, de forma que el niño pasa a tener una hepatitis crónica en la que el problema es que con el paso de los años puede degenerar en cirrosis e incluso predisponer a padecer tumores de hígado. El riesgo de hacerse crónica es más alto cuanto menor es la edad del niño cuando padece la infección. El mayor riesgo lo tienen, por lo tanto, los recién nacidos hijos de madres con hepatitis B. Sin tratamiento, la mayoría hace un cuadro crónico, grave a la larga. Por eso son importantes los estudios durante el embarazo.

Cómo se trata
No existe un tratamiento específico frente al virus en los cuadros agudos, lo que suelen tratarse son los síntomas y las complicaciones que se puedan presentar. El único tratamiento que se puede aplicar es el uso de gammaglobulina a modo de profilaxis en los recién nacidos. En los crónicos sí se pueden realizar terapias mediante el uso de determinados fármacos como el interferón o la lamivudina, los cuales han de ser valorados de forma individual ya que tienen efectos secundarios. No todos los tratamientos de adultos están aprobados para niños.

Qué pronóstico tiene
En general la hepatitis B de forma aislada, no suele tener mal pronóstico. El problema reside en la aparición de un fallo hepático fulminante, que es un cuadro severo, o que la hepatitis se cronifique. En este último caso el problema reside en que tras muchos años se incrementa el riesgo de padecer una cirrosis o incluso estar predispuesto a padecer tumores en el hígado.

Cómo se puede prevenir
En recién nacidos y en casos concretos se puede utilizar la denominada Inmunoglobulina, que puede proteger del contagio, aunque su uso es muy limitado. Se suele utilizar en los recién nacidos de madres con hepatitis B, en determinadas circunstancias. El periodo de incubación es largo, hasta 3 meses, por lo que puede ser difícil conocer el origen del contagio. En la población general se debe utilizar la vacunación frente al virus de la hepatitis B. En los grupos de riesgo, por ejemplo los niños que convivan con personas con la enfermedad, se deben extremar las precauciones y las medidas de higiene.

Este contenido se ha elaborado utilizando información basada en evidencia científica. Pincha aquí para conocer las fuentes que se han utilizado para su elaboración.

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1 comentario en “Hepatitis B en niños

  1. Pingback: Aumento de enzimas hepáticos o transaminasas (hipertransaminasemia) en niños. | No todo es pediatría

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