Las drogas son sustancias que producen dependencia de quien las consume ya que obtiene de ellas un efecto aparentemente beneficioso. El resultado de su consumo y su dependencia puede originar cambios importantes en el niño o adolescente, sobre todo en el comportamiento. Es importante distinguir una serie de conceptos relacionados con este tema y que pueden llevar a confusión. Las intoxicaciones suelen ser puntuales y la mayoría ocurren sin intención y por desconocimiento del niño o adolescente. Se pueden ver a cualquier edad. El uso de drogas se caracteriza porque existe una periodicidad en el consumo y está relacionado con un entorno que favorece o induce el consumo. Suele ser en adolescentes. Puede ser esporádico o bien entrar en el rango de abuso (no suele haber un límite claro).
En el abuso de drogas el adolescente consume la droga de forma voluntaria y reiterada. Suele tener conocimiento de que ese grado de consumo es perjudicial. La drogadicción ocurre cuando el adolescente no puede contener el impulso del consumo a pesar de ser consciente del daño que le produce dicho consumo. Y el síndrome de abstinencia son los síntomas que se aprecian en el adolescente que, acostumbrado a consumir una droga, se ve privado parcial o totalmente de ella. Hay casos en los que además de los síntomas habituales cursa con delirios y alucinaciones (delirium tremens).
Por qué se produce
En muchas ocasiones es difícil entender la causa que determina que un adolescente termine consumiendo cualquier tipo de droga. En ocasiones no suele haber un motivo claro o a veces existe una mezcla de varios en distintas proporciones. Entre los factores más frecuentes se encuentran los siguientes: consumo por familiares o personas cercanas, influencia de amigos, búsqueda de aceptación social o en determinados círculos, problemas personales, baja estima o nivel intelectual, depresión, desafío frente a sus padres o la autoridad, búsqueda de sexo u otros placeres.
Clásicamente se describen varias etapas en el consumo en función varios factores. Los adolescentes suelen empezar a consumir por curiosidad, luego aprenden los hábitos de consumo, más tarde empiezan a buscarla de forma activa. Las dos últimas etapas son las de especial preocupación ya que no controla su vida y por último la de destrucción en la que el consumo le permite tan sólo vivir en un estado casi vegetativo.
Qué síntomas produce
Dependen de la sustancia consumida por lo que se detallarán en capítulos específicos (alcohol, tabaco, marihuana, sustancias volátiles, alucinógenos, cocaína, anfetaminas, opiáceos y esteroides anabolizantes).
Cómo se diagnostica
En la mayoría de los casos se puede detectar el consumo mediante la realización de analíticas aunque lo ideal sería que el propio adolescente reconociera el consumo y su deseo de obtener ayuda. En los casos en los que exista una sospecha por parte de profesores, amigos u otros padres se debería informar siempre a la familia del adolescente. Sólo con la colaboración de este es posible intentar la recuperación. Entre las muestras que se pueden utilizar se encuentran la sangre, la orina (la más utilizada por ser la más fácil y rápida), el pelo, la saliva y el sudor.
Cómo se trata
Depende de la fase en que se encuentre el adolescente. En las etapas tempranas y de experimentación normalmente el pediatra y los servicios sociales pueden ayudar a orientar al adolescente y la familia proporcionando consejo y un seguimiento estrecho. En el caso de que el adolescente ya esté en la fase de búsqueda activa puede ser importante que se reciba ayuda externa de servicios sociales, psicólogos o un equipo de atención especializado.
En las fases de preocupación y destrucción en las que el consumo es la elevado y la vida personal del niño está anulada existen una serie de dispositivos específicos para su tratamiento y orientación específica. El adolescente requerirá una evaluación médica, psicológica y psiquiátrica. Casi con toda seguridad se beneficiará de un tratamiento hospitalario en el que se puedan controlar los efectos físicos y psíquicos del consumo y de la abstinencia. Posteriormente se beneficiará de los centros de día en los que seguirá recibiendo tratamiento específico y coordinado mediante atención médica y psicológica.
En los casos más severos puede ser necesario recurrir a centros de internamiento donde pueden estar meses o incluso más tiempo con el fin de evitar la influencia del entorno del adolescente. En estos casos es necesario educar al niño y proporcionarle unos estudios que le permitan desenvolverse posteriormente en el terreno laboral. Algunos casos necesitan ingresos en unidades de salud mental.
Cómo prevenirlo
Lo ideal es actuar siempre antes de que empiece el consumo actuando sobre los factores de riesgo: entornos que puedan inducir al consumo, reconocimiento precoz del consumo para proporcionar ayuda temprana, tratamiento precoz en cuanto la familia lo sospecha o el niño lo confiesa y, ante todo y mucho más importante que cualquier otra medida, la educación del niño desde pequeño de forma que se le dé información sobre las drogas advirtiendo de los efectos adversos que produce y los riesgos vitales.
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