La anorexia nerviosa es un cuadro psicológico relativamente frecuente en la adolescencia y sobre todo en los países desarrollados, donde puede llegar a constituir un auténtico problema. Tiene muchos aspectos en común con la Bulimia Nerviosa y con el Trastorno de Ingesta Compulsiva (los llamados atracones).
La anorexia nerviosa se caracteriza porque se presenta sobre todo en niñas adolescentes que están preocupadas por su peso y actúan de forma que consiguen tener un peso inferior al adecuado para ellas aunque la preocupación por supuesto continúa, lo que hace que se metan en un círculo vicioso en el que siempre quieren seguir perdiendo peso. También puede darse en varones adolescentes, aunque es cierto que esto es bastante menos frecuente y en general se suele hablar (muchas veces erróneamente, por lo comentado) de pacientes de sexo femenino.
Por qué se produce
Existen factores genéticos que pueden predisponer a padecer esta enfermedad, pero también es muy importante la influencia de factores externos como pueden ser problemas familiares, ambientes con alto nivel de exigencia o la influencia de determinadas personas o modelos. Normalmente estos factores se unen a la existencia de niñas con carácter dependiente, con tendencia al aislamiento social y relativa inmadurez psicológica.
Qué síntomas produce
El más evidente es que suelen tener un peso por debajo del considerado como normal para su edad y talla, aunque más importante que el dato es el hecho de que lo que realmente tienen es una distorsión de su imagen corporal de forma que siempre se ven gordas, y un tremendo miedo a ganar peso. Estos son tres aspectos básicos para el diagnóstico y que suelen estar presentes en casi todos los casos.
El cuadro puede afectar a todos los órganos por desnutrición lo que puede ser muy grave. En general son niñas con un mal funcionamiento general de su organismo por el bajo aporte energético que recibe en los casos más graves. A nivel cardiológico tienen latidos con poca fuerza, ritmos cardíacos alterados, tensión arterial baja y otras complicaciones que pueden ser severas. A nivel endocrino suelen frenar el desarrollo y pierden la regla. Si la desnutrición es grave pueden tardar años en volver a ser fértiles. También suelen presentar fatiga e incapacidad para regular bien su temperatura. A nivel óseo tienen desmineralización, lo que puede ser un factor de riesgo de sufrir fracturas. En la sangre suelen tener anemia y descenso de células del sistema inmune. En el aparato digestivo terminan con estreñimiento y afectación de la mucosa del estómago y del intestino, por lo que sufren episodios de dolor y alteración del ritmo normal de deposiciones.
Lo más llamativo suele ser la presencia de síntomas psicológicos como depresión, ansiedad, aislamiento social y comportamiento obsesivo. Normalmente son niñas inteligentes pero que no encuentran interés en las relaciones con sus compañeros y que se ven a sí mismas por debajo del nivel exigido por la sociedad, sus compañeros o incluso la propia familia. Otro dato llamativo es que las niñas con anorexia suelen tener el apetito sexual disminuido o completamente abolido.
Hay formas leves, moderadas, graves y profundas en función no solo del porcentaje de peso que tienen respecto al que les correspondería (más grave cuanto más bajo es el porcentaje de peso que tienen); también dependen de lo síntomas que acompañen el cuadro. Un dato objetivo que ayuda a distinguir estas formas de gravedad es el consumo de calorías diario: más de 1.000 en los casos leves, apenas ingieren nada en los profundos.
Qué complicaciones pueden tener
La principal y peor de todas es el elevado porcentaje de mortalidad que pueden presentar los casos graves ya que se originan trastornos muy severos que afectan al equilibrio de líquidos y sales minerales del organismo. Esto puede llevar a problemas cardíacos. En estos casos además no es raro que se asocien problemas depresivos. Su mortalidad es doce veces mayor que la de cualquier otra niña de su edad. También puede verse por el riesgo de suicidio que acompaña a algunos de los casos. Otras complicaciones que se pueden presentar son la insuficiencia cardíaca, anemias, sangrados, enfermedades del tiroides, estreñimientos severos, neuropatías, pérdidas de mineralización ósea, pancreatitis, litiasis renal y una larga lista de procesos.
Cómo se diagnostica
El diagnóstico se establece por la presencia de varios factores:
—Miedo a engordar: siempre está presente, por muy delgada que esté la adolescente.
—Alteración de su propia visión: la niña siempre se verá gorda cuando se mire al espejo.
—Negativa a mantenerse en un peso normal, aunque éste sea muy bajo.
—Ausencia de tres ó más reglas
—Índice de masa corporal (peso dividido entre la talla al cuadrado), menor de 17,5
Hay dos tipos de conducta en general. Los cuadros de anorexia nerviosa restrictiva son aquellos en los que se opta por comer poco para perder peso. Las que comen y luego vomitan son las que tienen un patrón de conducta del tipo de la Bulimia Nerviosa. Para realizar el diagnóstico el equipo de profesionales hará una historia clínica detallada y precisa, además de una exploración completa, ya que junto al cuadro de anorexia la niña puede presentar múltiples procesos asociados al cuadro de desnutrición, siendo fundamental el diagnóstico de todos ellos. Las pruebas complementarias que puedan ser necesarias se suelen pedir en función de los hallazgos de la historia, la exploración y los protocolos de actuación establecidos en función del grado de cada caso.
Cómo se trata
Dada la complejidad y la gravedad del cuadro normalmente el enfoque lo hacen varios profesionales a la vez. En los casos serios se suele ingresar a la paciente. Esto se suele hacer cuando existen complicaciones médicas o psicológicas que hacen que el tratamiento en casa esté casi seguro condenado al fracaso, como ocurre en muchos de los casos moderados y en todos los graves y profundos. También se deben ingresar los casos en los que exista una evolución muy rápida de la pérdida de peso. En el caso de que la niña no tenga complicaciones médicas o estas estén recuperadas entonces se podría plantear el tratamiento en unidades de día o en centros especializados donde no se aplican tratamientos médicos sino el estrictamente psicológico.
Normalmente se intenta realizar una educación nutricional en la que se orienta a la paciente sobre el patrón de peso adecuado y las razones en el que se basa. Al mismo tiempo se suele beneficiar de asesoramiento psicológico para los síntomas específicos como la depresión, la ansiedad o el aislamiento social. Este seguimiento suele durar años. No hay fármacos específicos para el tratamiento de la anorexia nerviosa. Solo en el caso de que se presente asociada a otros procesos como depresión podría ser útil el uso de medicación orientada a dichos procesos.
Qué pronóstico tiene
El mayor riesgo de estas niñas es la posibilidad de generar un cuadro grave que incluso lleve a la muerte. Pero esta también puede verse por el riesgo de suicidio que acompaña a algunos de los casos. Sin embargo hoy en día el diagnóstico se hace antes y se ha reducido mucho el riesgo de mortalidad en niñas que presentan este trastorno. Si se trata adecuadamente en general el pronóstico es bueno, ya que la mayoría de las niñas se recuperan sobre los 2 años tras la realización del diagnóstico. Sin embargo un porcentaje considerable pueden continuar presentando síntomas de algún tipo durante varios años e incluso algunas pueden tenerlos de por vida. El apoyo familiar es fundamental en el desarrollo del tratamiento y en el pronóstico. Lo ideal es que se reincorpore lo antes posible a su vida normal y a la escuela, aunque cuidando evitar a las compañeras o personas que puedan inducirle de nuevo este tipo de conductas.
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