Las rabietas son episodios de mal comportamiento en la edad infantil, de inicio más o menos brusco. Se ven con bastante frecuencia, sobre todo durante la lactancia y la infancia temprana, como resultado de enfados o frustración en el niño, y en general no deberían verse en niños mayores, principalmente aquellos que ya están en edad escolar.
Son cuadros que suelen producir bastante preocupación en los padres al ser muy llamativos y crecientes con el tiempo, pero que generalmente se pueden controlar con una serie de sencillos consejos. En este post se explican en qué consisten, las complicaciones que pueden presentar en los casos extremos y, sobre todo y muy importante, cómo manejarlas y evitar o reducir su aparición o la intensidad de los episodios.
En qué consisten
Las rabietas son episodios de enfado y mal comportamiento de inicio súbito. Se pueden acompañar de negativismo o de episodios de contener la respiración, que si se prolongan pueden producir incluso episodios de cianosis.
Qué complicaciones pueden producir
El mayor problema de estos episodios es que el niño se pueda acostumbrar a llamar la atención y obtener lo que desea a través de ellos. Si esto sucede, las hará de forma repetida y además con mayor intensidad, lo que puede llevar a complicaciones más severas como los episodios de contener la respiración, que pueden provocar incluso pérdidas del conocimiento.
Cómo se diagnostica
En general suele ser suficiente con la historia clínica, donde los padres refieren los episodios y donde suele haber causas claras que los desencadenan. Normalmente el pediatra explorará al niño con la misión de descartar procesos orgánicos que pudieran estar relacionados.
Cómo actuar
Como suele ocurrir en otros trastornos parecidos lo mejor suele ser ignorar este tipo de conducta para no reforzar al niño. Enfadarse con él es una forma de prestarle atención.
En ocasiones puede ser útil no hacerle caso y una vez que termina la rabieta entonces, con el niño calmado, tratar con él el motivo del enfado pero haciéndole entender en la medida de lo posible que esas actitudes no le reportan beneficio alguno.
En los casos en los que el niño está comenzando con la rabieta, es importante dirigirse a él en tono calmado y explicarle que, en cuanto se le pase y se calme, se dialogará con él. Normalmente los niños lo que buscan es atención. Si consiguen esta con la rabieta, la perpetuarán. Pero si la consiguen estando calmados, entonces buscarán esa atención de forma calmada en el futuro.
Qué pronóstico tiene
En general es bueno si se manejan adecuadamente, ignorando el episodio brusco y actuando cuando el niño no las presenta. Si no se les hace caso y no se cede al chantaje del episodios, suelen dejar de hacerlo con el tiempo.
Cómo prevenirlas
Una medida muy útil es anticiparse a estas conductas: cuando el niño presente señales de que las va a llevar a cabo se puede intentar relajarlo dejándolo unos minutos en un ambiente tranquilo, como su cuarto, para que reconsidere su actitud.
Otra medida de gran utilidad es que los padres proporcionen ejemplo de control de sus sentimientos de cara al niño ya que muchas de estas actitudes pueden ser reflejo de lo que el niño percibe en su entorno.
Este contenido se ha elaborado utilizando información basada en evidencia científica. Pincha aquí para conocer las fuentes que se han utilizado para su elaboración.
Pingback: Contener la respiración | No todo es pediatría
Pingback: Cianosis (coloración azul de la piel) | No todo es pediatría
Gracias por este interesantísimo artículo, Bruno.
Pingback: Celos entre hermanos (celotipia) | No todo es pediatría
Pingback: Desarrollo psicomotor del niño de 6 a 12 meses | No todo es pediatría
Pingback: Enfrentamiento a la autoridad (negativismo desafiante) | No todo es pediatría
Pingback: Desarrollo psicomotor normal en el niño de 12 a 18 meses de edad | No todo es pediatría
Pingback: Desarrollo psicomotor normal en el niño de 2 a 5 años de edad | No todo es pediatría
Pingback: Niños que se quedan «privados» (o espasmos del sollozo). | No todo es pediatría