La gingivitis es una inflamación de las encías, es decir, la mucosa gingival, que es el tejido que rodea los dientes. Afecta a un porcentaje muy importante de la población infantil aunque la mayoría de los casos son leves. Su mayor riesgo es que progrese a una periodontitis, enfermedad mucho más severa.
En general se produce por una inadecuada higiene oral que permite que se acumule placa bacteriana en la unión entre el diente y esta mucosa, lo que termina produciendo la inflamación de la mucosa. Otras causas que pueden producirla son las caries, los aparatos de ortodoncia, las maloclusiones dentales y déficit de determinadas vitaminas, como la C.
Los grupos de mayor riesgo son los niños pequeños, en los que es más difícil que hagan una adecuada higiene, y los adolescentes, que suelen descuidarla mucho. A veces durante la pubertad se producen variaciones en las hormonas que favorecen el desarrollo de placa bacteriana en las encías.
Qué síntomas produce
Pueden verse múltiples síntomas entre los que destaca la inflamación, el color rojo intenso de la mucosa gingival e incluso sangrado, dolor y hasta presencia de ulceraciones. En ocasiones el único síntoma que se aprecia es la aparición de sangrados en la mucosa gingival sin motivo y que el aliento del niño huele mal. Además suele asociarse la presencia de placa bacteriana en el surco gingival, entre la mucosa y el diente, normalmente visible.
Cómo se diagnostica
En general es suficiente con ver la mucosa inflamada. La historia clínica suele confirmar hábitos higiénicos no suficientemente adecuados. El pediatra tratará de buscar signos de inflamación en cuello y cara que puedan poner sobre aviso de que la infección pudiera haberse extendido.
En general con la historia y la exploración es suficiente, pero en los casos en los que el pediatra advierta ciertos signos podrá requerir la realización de una analítica de sangre para comprobar si existe una infección generalizada o si el sangrado está produciendo anemia. A veces se recogen muestras para cultivo.
Qué complicaciones puede dar
La principal es la periodontitis, un cuadro mucho más severo y que, a diferencia de la gingivitis, es irreversible. También puede producir cuadros de caries, infecciones del hueso e incluso infecciones graves generalizadas si el cuadro progresa.
Cómo se trata
En los casos leves el tratamiento se basa en una adecuada higiene dental y oral, mediante el uso del cepillado y de limpieza entre los dientes con hilo o seda dental. Suele ser muy conveniente que el niño sea tratado con una limpieza de placa.
Los casos moderados deben en general ser evaluados por el odontólogo y muchos se benefician del uso de colutorios con antisépticos como la clorhexidina. Algunos de estos colutorios existen en preparados infantiles ya que el mayor riesgo cuando se usan es que el niño pueda ingerirlos. En los casos en los que se sospecha una infección bacteriana puede ser necesario el uso de antibióticos, siempre pautados por el pediatra.
Qué pronóstico tienen
En general es bastante bueno en los casos leves y moderados, ya que la mayoría revierten con medidas adecuadas de higiene, algunas apoyadas en limpiezas de placa por el odontólogo y el uso de colutorios adecuados. Aún así es necesario que pasen unas cuantas semanas hasta que disminuya el cuadro de inflamación de la mucosa gingival. El principal riesgo es el de enfermedad periodontal, que es irreversible, por lo que se debe intentar evitar que aparezca.
Cómo prevenir la gingivitis
Son muy importantes una serie de medidas básicas, comunes a la prevención de la caries:
—Evitar los alimentos que facilitan su aparición, como aquellos que contienen azúcares simples, como la sacarosa y la glucosa. Estos azúcares pueden estar en frutas, pero en concentraciones mucho menores que en los dulces, con mayor potencial de producir caries. Cuanto más adherentes sean (como los de los caramelos) más caries producen al quedarse pegados a los dientes. Otro mal hábito es el consumo frecuente, ya que entonces no da tiempo a que la saliva revierta la acidificación que producen estos azúcares y que de por sí también facilita la aparición de caries.
—Higiene oral: en los lactantes se pueden limpiar las encías o los dientes con una gasa húmeda, tras las tomas. A partir de los 2 años se puede enseñar a los niños a cepillarse los dientes y los padres se los pueden cepillar, al menos por la noche. A partir de los 5-6 años ya pueden cepillarse los dientes correctamente y sin tragarse la pasta. La seda dental se aconseja a partir de la adolescencia y es un buen complemento del cepillado, ya que este no puede limpiar las zonas entre los dientes. El flúor es muy útil en la prevención de caries. Este se puede administrar con los dentífricos o los colutorios. En general (y sobre todo en las zonas donde el agua está fluorada) no se recomienda añadir flúor por vía oral, salvo en los casos de déficit, donde debe estar indicado por el pediatra.
Este contenido se ha elaborado utilizando información basada en evidencia científica. Pincha aquí para conocer las fuentes que se han utilizado para su elaboración.
Un post muy completo, enhorabuena, seguid así.
Pingback: Periodontitis (daño en las encías) en niños. | No todo es pediatría