En ocasiones se pueden apreciar, en los recién nacidos, algunos tumores o masas que pueden llamar la atención y preocupar a los padres. Muchos de ellos son benignos e incluso normales, pero ante su presencia se debe consultar siempre.
Muchos de estos tumores o bultos pueden tener orígenes muy diferentes en función del propio bulto o tumoración, de su localización o de otros aspectos que hay que tener en cuenta. Algunos de ello, relativamente frecuentes, son los angiomas o hemangiomas, que se pueden localizar en cualquier sitio. En otras ocasiones el bulto se puede corresponder con hernias umbilicales, hernias inguinales o incluso relacionados con deformidades o bultos en la cabeza del recién nacido, o la presencia de ganglios. Lógicamente, la actuación depende del posible origen de cada uno de ellos.
Cómo se evalúa la presencia de un bulto o tumoración en un recién nacido.
Lo más importante siempre es acudir al pediatra o consultar en el propio hospital si el niño y la madre aún no han sido dados de alta, ya que en muchos casos esos bultos son normales, pero en otros pueden esconder un proceso de fondo que haya que estudiar o tratar. En la mayoría de los casos la historia clínica y la exploración suelen ser suficientes para sospechar su origen, y en casi todos se hace un seguimiento de la evolución. En otros sí puede ser necesario la realización de estudios más detallados, como por ejemplo en las hernias, en las que lo habitual es solicitar alguna prueba de imagen, como una ecografía.
Cómo se trata la presencia de un bulto o tumoración en un recién nacido.
Muchos de ellos, como la mayoría de los angiomas o de las hernias umbilicales, no suelen requerir tratamiento. Otros, como sucede con los caput sucedaneum o los cefalohematomas, dependerán de la evolución que tengan en el tiempo, mientras que otros, como por ejemplo las hernias inguinales, sí que suelen necesitar tratamiento, generalmente quirúrgico. Pero eso depende del origen de la masa y de otros datos clínicos que acompañen al proceso.
Qué pronóstico suelen tener los bultos o tumoraciones en los recién nacidos.
En general la mayoría son benignos, pero el pronóstico depende directamente de la causa que los esté produciendo, por lo que siempre deben ser valorados por el pediatra y de otros especialistas en caso de que sea necesario, como sucede por ejemplo con las hernias.
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