Los recién nacidos prematuros (o pretérmino) son aquellos que nacen con menos de 37 semanas de edad gestacional. La tasa de problemas es mayor cuanto menor es el peso. Actualmente se consideran viables niños de 500 gramos, aunque su supervivencia es inferior al 20%, mientras que en los niños que superan los 1.200 gramos las cifras de supervivencia pueden llegar a alcanzar el 90%. Pero el mayor problema de un niño prematuro es que aumenta el riesgo de padecer cualquier enfermedad posible del recién nacido ya que su madurez y desarrollo suelen ser menores. Además, este menor desarrollo suele asociar problemas diversos como dificultad respiratoria, hemorragias cerebrales, infecciones generalizadas, fallos intestinales y otros problemas. El riesgo es mayor cuanto menor son la edad gestacional y el peso del niño.
¿Qué ocurre cuando nacen?
Generalmente ingresan en unidades de Neonatología y unos pocos, en función de su peso y su estado clínico y de desarrollo, en UCI Neonatal. Durante el tiempo que permanecen ingresados se les proporciona tratamiento de soporte para que alcancen un grado de madurez adecuado, intentando evitar que aparezcan patologías relacionadas con la prematuridad, como las infecciones. La temperatura suele ser controlada mediante el uso de incubadoras, ya que muchos de estos niños no son capaces de regularla adecuadamente. Estas incubadoras tienen mecanismos automáticos que adaptan su temperatura a la del niño para que se mantenga en unos valores normales y constantes.
El oxígeno puede ser de ayuda en determinados niños ya que sus pulmones pueden no estar maduros como para atrapar el oxígeno suficiente a las concentraciones normales de la atmósfera. Sin embargo se usa con prudencia ya que también tiene efectos secundarios. La alimentación muchas veces no puede ser por boca y a veces necesitan que se les administre por vía intravenosa. En otras ocasiones se utiliza una sonda nasogástrica, que va desde la nariz hasta el estómago. Cuando tienen la suficiente madurez como para poder tragar por sí solos entonces se puede empezar a dar por boca. Esta madurez se suele alcanzar sobre la semana 34 de gestación, siempre que el niño no tenga otros problemas asociados que impidan empezar a dar por boca cuando alcanza esas semanas de desarrollo. En general, se tiende a usar leche materna desde el inicio siempre que sea posible y usando la vía adecuada al estado del niño. En función de las complicaciones o problemas que puedan aparecer se van tratando de forma adaptada al peso y al desarrollo del niño.
¿Cuándo se les da el alta?
Son dados de alta cuando poseen una madurez adecuada y más o menos equivalente a la que tendría un recién nacido a término. Esto suele coincidir con pesos de entre 2.000 y 2.500 gramos, siempre que el niño no tenga problemas que contraindiquen el alta. Suelen ser seguidos por uno o varios especialistas, en función de los problemas que haya podido presentar. Como mínimo, el seguimiento lo suelen hacer su pediatra y la unidad de Neonatología que lo ha atendido, durante los primeros meses de vida.
Cómo cuidar en casa de niños prematuros.
En los niños que han sido prematuros y que son dados de alta pueden tener un manejo algo más complicado en función de los problemas que hayan podido presentar durante su estancia en la unidad de Neonatología. Pero en la mayoría de los casos este manejo puede ser llevado a cabo, sin excesivo problema, siempre y cuando se sigan una serie de consejos. Lo primero es seguir siempre las indicaciones del personal sanitario. Basta con recordar que el personal de la unidad tiene mucha experiencia en casos similares y suele anticipar problemas y soluciones a los padres dispuestos a escucharles y seguir sus consejos. Y es que es fundamental basar el cuidado de estos niños en el apoyo sanitario (médicos, enfermería, matronas, auxiliares) pero también en un buen soporte familiar que permita a los padres desarrollar sus actividades y el cuidado de los niños. También es conveniente no preocuparse en exceso y menos «por lo que pueda ocurrir». Es mucho más útil para el niño que los padres se centren en los cuidados que pueda necesitar y darle todo el cariño posible, que estar anticipando situaciones adversas que no se pueden evitar o solucionar en ese momento. O que no se sabe si van a surgir.
¿Cómo será su desarrollo?
El desarrollo del niño se evaluará ajustado a la denominada «edad corregida», que se calcula en función de la edad gestacional que tenía al nacer. Así, un niño que nace con 30 semanas de edad gestacional no puede tener el mismo grado de desarrollo, a los seis meses de vida, que tiene otro que ha nacido con 38 o 40 semanas. Aparte, su patrón de crecimiento es irregular, de forma que no siempre se pueden utilizar las tablas de niños nacidos a término. Los pretérmino suelen equilibrar la estatura con el resto de niños alrededor del año de vida. El peso suele tardar más, equiparándose sobre los dos o tres años con el resto de los niños.
Alimentación del niño prematuro.
Los niños prematuros necesitan ciertas adaptaciones en su alimentación. Cuando son dados de alta lo normal es que se puedan alimentar por boca sin problema, aunque es frecuente que necesiten un aporte de calorías elevado. Por ese motivo es habitual que se utilicen fórmulas para prematuros o que el pediatra paute suplementos. Es posible que los cereales se introduzcan un poco antes que lo que suele ser considerado como normal. El resto de alimentos suelen introducirse después de los cinco meses, y siguiendo la misma secuencia que los niños nacidos a término, aunque puede ser más lenta (por ejemplo, la leche de vaca se puede posponer hasta después de los dos años). Por lo tanto la alimentación y los productos a utilizar siempre deben estar pautados y controlados por el pediatra.
Es importante considerar que el niño prematuro puede comer peor y más lento que un niño nacido a término. Esto ocurre debido a su inmadurez, ya que poseen mayor dificultad para la deglución, y no debe ser nunca un motivo de preocupación y mucho menos de desesperación. Es importante ir refiriendo al pediatra los avances que se producen también en este aspecto. Lo que no se debe hacer es acelerar las tomas o forzar al niño, ya que su peor manejo de la deglución hace que tenga mayor susceptibilidad y facilidad para atragantarse, lo que le podría generar un cuadro grave si le pasara comida al pulmón.
Vacunas en los niños prematuros.
El calendario vacunal, en líneas generales, es igual que para el resto de niños. A veces, y en función de problemas que pueda tener asociado el niño, se hacen pequeños ajustes individuales. Normalmente se suele recomendar vacunar de la gripe en caso de que una de las complicaciones o secuelas sea el daño pulmonar crónico o una enfermedad pulmonar crónica. Otras vacunas especiales también estarán indicadas por el pediatra.
Este contenido se ha elaborado utilizando información basada en evidencia científica. Pincha aquí para conocer las fuentes que se han utilizado para su elaboración.
Pingback: Problemas habituales en recién nacidos prematuros. | No todo es pediatría