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Trastorno obsesivo compulsivo (obsesiones y compulsiones) en niños.

El trastorno obsesivo compulsivo abarca dos síntomas, las obsesiones y las compulsiones. Las obsesiones son ideas o pensamientos que tiene un niño de forma repetida. Las compulsiones son comportamientos o actos repetitivos. En general ambos son reconocidos como extraños por el propio niño, aunque termina aceptándolos como normales y realizándolos. Eso sí, muchas veces a escondidas.

Las obsesiones y las compulsiones pueden ser un rasgo de la personalidad que puede estar acentuado en algunos niños. Cuando estos actos producen un problema, por ejemplo afectando al ritmo de vida normal de un niño, entonces se habla de un trastorno obsesivo compulsivo. En muchos casos estos comportamientos son adquiridos en el propio seno familiar y en otros existen múltiples antecedentes familiares. Sigue leyendo

Síndrome de Gilles de la Tourette (tics y palabrotas)

El síndrome de Gilles de la Tourette es un síndrome complejo en el que lo más característico y conocido es la presencia de tics motores, vocales y sobre todo decir palabrotas de forma involuntaria, un signo que se denomina coprolalia, y que es lo que mucha gente asocia a este síndrome y lo que lo hace tan conocido.

Sin embargo esta última característica, la coprolalia, es decir, pronunciar palabrotas, a pesar de ser muy específica y propia de este cuadro, aparece en pocos niños de los que padecen este síndrome. El síndrome en sí mismo también es muy poco frecuente. Para considerarlo como un posible diagnóstico ha de padecerse al menos durante un año. De darse, suele verse sobre todo en niños de entre dos y quince años.

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Tics

Los tics consisten en movimientos rápidos, repentinos y estereotipados, de determinados grupos musculares, normalmente de forma involuntaria y que suelen verse sobre todo en cara y cuello, tronco y manos.

No suelen tener un ritmo claro y pueden producirse en cualquier grupo muscular. Son un motivo de preocupación y de consulta frecuente. Normalmente los tics se suelen controlar si el niño se esfuerza en hacerlo y además no se presentan cuando está dormido o relajad, y son más frecuentes cuando el niño está nervioso o cansado.

Estos aspectos son importantes ya que ayudan a distinguirlos de otros tipos de cuadros que pueden producir contracciones musculares, como por ejemplo ciertos tipos de epilepsia que se le pueden parecer. Otro dato que ayuda es que el niño es plenamente consciente de los tics mientras que en el caso de la epilepsia lo normal es que pierda el conocimiento (aunque sea unos segundos) y luego no recuerde las contracciones.

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