El trastorno de estrés postraumático consiste en un cuadro en el que el niño padece una serie de síntomas relacionados con haber sufrido un episodio que le ha generado un cuadro de intenso estrés.
Es más frecuente de lo que se piensa en sus formas leves y también se ve con más facilidad en los niños más pequeños, ya que tienen menor capacidad psicológica para defenderse de estas situaciones. Es decir, están más desprotegidos ante situaciones potencialmente más estresantes.
Suele suceder porque el niño sufre un episodio que le genera un estrés intenso. El episodio no tiene por qué ser en sí grave, basta con que le genere estrés al niño, aunque en ocasiones sí pueden ser más serios, como una mordedura de perro o un accidente. En la mayoría de los casos, y sobre todo en las formas leves, son sucesos relativamente normales para su edad, como por ejemplo una disputa con un compañero en el colegio.








