El trastorno de ingesta compulsiva es un cuadro psicológico, relativamente frecuente en la adolescencia —y sobre todo en los países desarrollados—, que puede llegar a constituir un auténtico problema, en caso de no controlarse a tiempo. De hecho, es un cuadro que posee algunos aspectos en común con la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, con los que se puede entremezclar y superponer.
En el de ingesta compulsiva pura, lo que suele suceder es que existe una educación alimentaria inadecuada, de forma que el adolescente presenta un patrón de comidas alterado. Por eso es frecuente verlo en adolescentes en los que en su familia hay miembros con obesidad y en las que suele encontrarse también este patrón alterado en otros miembros.

La rumiación consiste en la regurgitación repetida del alimento, es decir, que el alimento vuelve a la boca después de haber sido ingerido por parte del niño, sin que este tenga problemas digestivos de ningún tipo que puedan estar ocasionándola. Es un cuadro diferente de las
¿Se puede garantizar la seguridad de un bebé? ¿Es posible protegerle de todo? ¿Cómo hay que preparar el domicilio? ¿Qué lugares o momentos son los más peligrosos? Todas y muchas más preguntas suelen surgir no ya solo durante el embarazo, sino incluso cuando el niño ya ha nacido y los padres se preparan para afrontar una nueva etapa en la que, por primera vez, son responsables de una persona completamente indefensa. Y es que uno de los temas que más preocupan a los padres es cómo adecuar la seguridad del entorno del recién nacido o del niño en sus primeros meses de vida. Es fácil intuir que es imposible garantizar esta seguridad al cien por cien, pero sí existen una serie de aspectos importantes que deberían ser tenidos en cuenta en cualquier domicilio donde resida un recién nacido.





